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“Nada. ¡Solo lejos!” Huir y empezar de nuevo en Buenos Aires, Montevideo y São Paulo
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La exposición “Nada. ¡Solo lejos!” Huir y empezar de nuevo en Buenos Aires, Montevideo y São Paulo se centra en tres ciudades que han recibido poca atención como destinos de emigración para judías y judíos de la Alemania nazi. Tomando estos tres espacios urbanos como ejemplo, la exposición recorre la difícil historia que va desde la decisión de emigrar hasta los efectos que conlleva este tipo de ruptura biográfica y familiar en la Suramérica de hoy.
La cita que precede a la exposición –“Nada. ¡Solo lejos!” – alude a los sentimientos de no tener salida y de miedo que muchas personas emigrantes judías cargaban en su equipaje. La cita proviene de una entrevista a Margarete Munk realizada por Corinna Below en el marco del proyecto “Un pedazo de Alemania” (Ein Stück Deutschland) (https://einstueckdeutschland.com), en que Margarete Munk describe sus sentimientos en el momento de abandonar su país, cuando tenía 19 años. Esta cita constituye el punto de partida desde el cual la exposición ilustra diferentes caminos de vida y procesos de negociación personal. Así, testimonios personales, tales como fotos y documentos, entrevistas con testigos de la época o artículos periodísticos –algunos de los cuales se presentan al público por primera vez–, ponen de manifiesto las decisiones y caminos individuales de quienes emigraban, los retos que surgieron con la llegada a un país desconocido, las nuevas realidades de vida de allí, así como la compleja relación que tuvieron las personas emigrantes en las décadas subsiguientes con la tierra natal.

En un total de siete capítulos se presentan las similitudes y las diferencias entre las diversas historias de emigración y los diferentes lugares de destino. Mientras los capítulos están ordenados verticalmente, siguiendo de modo cronológico el proceso de emigración y su desarrollo posterior, en el plano horizontal se encuentran las estaciones que profundizan el respectivo tema general en los diferentes espacios urbanos –es decir, lo hacen comprensible para cada una de las tres ciudades–.
De ahí resulta, junto a la aproximación temática, una subdivisión de la exposición en tres ejes geográficos correspondientes a Buenos Aires, Montevideo y São Paulo. [Leer más sobre la estructura aquí]

Esta exposición virtual tan amplia no habría sido posible sin el apoyo de varias personas e instituciones. Queremos agradecer especialmente a todas las personas que colaboraron dando a conocer su(s) historia(s), depositando su confianza en nosotras y nosotros al permitirnos el acceso a objetos y testimonios personales para la exposición. Solo a través de estas historias individuales de vida, se puede palpar y experimentar el tema abstracto de la huida y de su historia posterior. También damos gracias a numerosas instituciones en Argentina, Brasil, Uruguay y Alemania que generosamente nos apoyaron con material de fuentes. Otra colaboración importante ha sido con Corinna Below y su proyecto “Un pedazo de Alemania“ (Ein Stück Deutschland) (https://einstueckdeutschland.com), que nos ha servido de inspiración y, a la vez, de caudal de fuentes. Por último, pero no menos importante, es nuestro agradecimiento al grupo de estudiantes de la universidad de Graz que elaboró el capítulo ”En la tierra adoptiva” en el semestre de verano del 2022, contribuyendo así activamente a la exposición.

Panorama de las estaciones de los procesos migratorios: los ejemplos de Buenos Aires en Argentina, São Paulo en Brasil y Montevideo en Uruguay

Esta exposición está dedicada a la emigración a Argentina, Brasil y Uruguay. Los temas que ocuparon a las personas emigrantes eran similares –e iban desde la organización del proceso migratorio y las expectativas sobre la futura tierra adoptiva hasta las realidades de vida que encontrarían allí y las repercusiones de esta gran ruptura biográfica–. Sin embargo, las circunstancias en la tierra adoptiva fueron diferentes en los respectivos países. La exposición se propone, entonces, presentar los temas y etapas generales de la emigración (estructurados por capítulos), así como ilustrar las trayectorias de vida y destinos personales en los tres lugares mencionados: Buenos Aires en Argentina, São Paulo en Brasil y Montevideo en Uruguay.

¿Cómo funciona la exposición?

Al comienzo de cada capítulo, usted siempre podrá decidir si quiere abordar un tema, por ejemplo “En la tierra adoptiva” o “El legado”, en todas las ciudades o en una sola ciudad específica. Los grandes recuadros que aparecen al inicio de cada capítulo pueden usarse, así, como puntos de entrada a las respectivas ciudades. Una vez en la ciudad elegida, usted podrá moverse a la siguiente diapositiva haciendo clic en las flechas. En cada diapositiva verá en qué ciudad y en qué país se encuentra, sin perder así de vista el marco general. Y al final de una unidad temática, usted podrá saltar a la siguiente unidad temática de la ciudad en cuestión haciendo clic en el símbolo del barco. Descubra entonces las historias y las huellas de la población judío-alemana emigrante en Buenos Aires, Montevideo o São Paulo. O vea la exposición completa para descubrir desarrollos paralelos y diferencias entre las tres metrópolis. En este caso simplemente deberá hacer clic en las diapositivas. En todo momento es posible cambiar de eje temático o geográfico.

▶️ Para conocer más sobre el trasfondo de la exposición virtual ir al podcast “Jüdische Geschichte Kompakt” (Historia judía en modo compacto) .

Viaje (de salida) y de llegada

Desde la difícil decisión de huir hasta llegar a la tierra adoptiva

Fotografía del antiguo templo de la calle Oberstraße en Hamburgo. Base de datos de imágenes del Instituto de Historia de los Judíos Alemanes (Institut für die Geschichte der deutschen Juden, IGdJ), BAU00356a, foto: Andreas Brämer, 2001.
Fotografía del antiguo templo de la calle Oberstraße en Hamburgo. Base de datos de imágenes del Instituto de Historia de los Judíos Alemanes (Institut für die Geschichte der deutschen Juden, IGdJ), BAU00356a, foto: Andreas Brämer, 2001.
Centro de Investigación de Historia Contemporánea de Hamburgo (Forschungsstelle für Zeitgeschichte in Hamburg , FZH) / Taller de la Memoria (Werkstatt der Erinnerung, WdE) 834, entrevista a Detlef Aberle hecha por Linde Apel el 3 de julio del 2003. Extracto de la grabación de audio, parte I, 00:21:36-00:22:43. Cortesía.

Un barco a Argentina. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Desarraigo – El abandono de la vida anterior

Detlef Aberle nació en 1922 y vivía con su madre, padre y hermana menor, Margot, en la calle Gryphiusstraße en Hamburgo-Winterhude, donde asistió a la escuela Lichtwark y, a partir de 1935, a la escuela Talmud Torá. En un texto literario titulado “Aufbau im Untergang“ (Edificando en medio del derrumbe), que Detlef Aberle escribió en 1988, describe detalladamente sus años escolares y recuerda las experiencias que lo marcaron durante su formación religiosa en el templo de la calle Oberstraße de Hamburgo-Harvestehude, donde se formó como jazán (cantor). La educación religiosa recibida en el templo no solo fue un punto de apoyo en un entorno cada vez más hostil, sino que se volvió, al mismo tiempo, un pilar importante en la vida posterior de Detlef Aberle. Dado el creciente agravamiento de la situación social y económica, la madre y el padre de Detlef y Margot Aberle se vieron a partir de 1935 en la necesidad de sopesar posibilidades de emigración y de emprender viajes de exploración en diferentes países.

Las condiciones inciertas que suponía el extranjero y las restricciones emigratorias de la Alemania nazi no hacían fácil la decisión de emigrar. Finalmente el padre logró obtener un visado de entrada a Argentina gracias a sus contactos comerciales en Suramérica. Detlef Aberle recuerda como “febriles” los preparativos realizados antes de que la familia abordara el barco a Buenos Aires en el Puerto de Hamburgo en mayo de 1938. Se acuerda de las apresuradas compras al por mayor que hizo el padre, hasta entonces ahorrativo, en los meses que precedieron a la fecha de partida prevista. Trajes hechos a medida, o incluso un piano, convertirían los activos financieros en bienes de mudanza que – según se esperaba – se embarcarían en un transporte hacia Argentina y serían el fundamento de la nueva vida en la desconocida tierra extranjera. El “impuesto de huida del Reich”, los gravámenes sobre los bienes de mudanzas, así como el reducido margen de exención para llevar divisas y, al mismo tiempo, el bloqueo del patrimonio que se tenía en Alemania significaron expropiación y empobrecimiento. En el extracto de la conversación que Detlef Aberle sostuvo en el 2003 con el Taller de la Memoria (Werkstatt der Erinnerung), tematizó las difíciles condiciones económicas de la emigración, especialmente para la clase media burguesa, para la cual comenzar de nuevo en otro país significó, por lo general, un descenso social.

“Cuando ya el antisemitismo se volvió ‘oficial’ en 1933, muchos padres de familia consideraron que había llegado la hora de enseñarles a sus hijos los conceptos básicos de una religión, que ellos mismos ya no poseían.”

(Detlef Aberle)
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“Argentina era mejor, pero no era fácil obtener un visado. A los inmigrantes judíos les hicieron difícil el ingreso. Era la época de la tristemente famosa Conferencia de Evian, nadie tenía mucho interés en acoger a personas perseguidas.”

(Detlef Aberle)

Retrato de Hanna Grünwald, Buenos Aires, y entrevista a Hanna Grünwald realizada por Corinna Below en el marco del Proyecto “Un pedazo de Alemania“ (Ein Stück Deutschland), online en https://www.einstueckdeutschland.com. Cortesía de Corinna Below.

Un barco a Argentina. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Preparativos para la emigración a Argentina

Con el fin de arreglar los asuntos de emigración, Hanna Grünwald, nacida el 11 de agosto de 1905 en Bockenheim en la calle Weinstraße como Hanna Meyer, pasó el final del verano de 1938 en casa de parientes en Hamburgo. Su hermano Ludwig ya vivía en aquel momento en Argentina y, mediante las denominadas “llamadas”, logró que Hanna, su esposo Fritz y Renate, su hija de dos años, pudieran emigrar. A pesar del aval del hermano, la expedición de los documentos de salida necesarios en Alemania resultó difícil. Fritz Grünwald cuenta entonces sobre varios intentos fallidos en el consulado argentino de Hamburgo, por lo que depositó sus esperanzas en la embajada en Berlín. Probablemente las dificultades que vivieron Hanna Grünwald y su familia se debieron al empeoramiento de la situación que se dio tras la Conferencia de Evian en julio de 1938, en cuyo contexto varios países suramericanos –entre ellos Argentina– limitaron fuertemente la inmigración de judíos y judías. Así, en la comunicación secreta “Circular nro. 11” del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, enviada el 12 de julio de 1938 desde Buenos Aires, se establecía que ya no se podían expedir visados para personas que salieran de su país natal en calidad de “indeseable[s}” y “expulsad[as]”. El decreto del 28 de julio de 1938 exigía entonces, entre otras cosas, un visado del consulado argentino en el país de origen, así como un permiso de desembarco, sobre el que decidía una comisión. Los permisos de inmigración que ya habían sido expedidos fueron revocados. Probablemente ese fue también el caso de Hanna Grünwald. La familia logró, finalmente, salir por Amberes a Buenos Aires vía El Havre y empezar una nueva vida en Argentina.

Cartas de la familia Grünwald / Meyer [galería de imágenes]. Propiedad privada de Renate Pfromm. Cortesía. [Galería de fotos]
Extracto de Margot Aberle Strauss, tomado de la película “fundaMente” del Colegio Pestalozzi, Buenos Aires 2020, 14:02:13-14:55:06. Cortesía.

Un barco a Argentina. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Partida hacia Argentina – Despedida en el puerto

“Yo solo me alegré de emigrar. ¡Ultramar! ¡Y con el vapor! Me fui sin pena y sin gloria, como dicen aquí. Nada. ¡Solo lejos!“

(Margarete Munk, 1937)

Hamburgo era, junto con Bremen, un puerto importante para la emigración a Suramérica. Fue solo a partir del estallido de la Segunda Guerra Mundial que la navegación privada quedó paralizada en gran medida y la emigración se hizo más difícil, o bien fue necesario elegir otras rutas. Para las compañías navieras, el éxodo masivo significó un lucrativo negocio; para los viajeros, en cambio, la partida del buque representaba una ruptura profunda y un reto emocional. Mientras Margarete Munk abordó con mucha ilusión el vapor Cap Arcona en 1937, Ruth Deutsch recuerda lo difícil que le pareció, el 13 de abril de 1939 en Hamburgo, subirse al barco hacia un futuro incierto: “Y me fui a rastras como si me llevaran al matadero.”
Margot Aberle, quien emigró a la edad de diez años junto con su madre, su padre y su hermano, Detlef Aberle, describe el carácter definitivo de la despedida y el drama de dejar el puerto, que, para su madre y su padre, se convirtió en una experiencia emocional y traumática.

Un barco a Argentina. El icono expresa el contexto del país de la página actual. [Leer más: Expectativas sobre Argentina, la tierra adoptiva desconocida]

Makkabi Hamburg y Emma y Arnold Kohn en Hamburgo. Archivo privado de Claudio Silberberg, São Paulo / BR. Cortesía. [galería de imágenes]

Un barco a Brasil. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Salida – El abandono de la vida anterior

La decisión de abandonar Hamburgo, irse al exilio y escapar así del terror nacionalsocialista fue difícil para muchas personas judío-alemanas. Y es que esto les significaba dejar atrás su vida burguesa, renunciar a sus parientes y a sus amigas y amigos de confianza, por ejemplo, en los clubes deportivos, liquidar sus departamentos o casas bien mantenidos y afrontar la brutal realidad de la Alemania nacionalsocialista. Al comienzo del régimen nazi muchas personas todavía dudaban en dar este paso y consideraban que la emigración hacia lo desconocido era insensata e innecesaria; vista en retrospectiva, una apreciación completamente equivocada de la situación. Sin embargo, hubo quienes vieron en la emigración una salida poco después de la llegada al poder de los nacionalsocialistas. A partir de 1933, por tanto, se inició un movimiento de emigración que se dirigió principalmente a los países vecinos de Alemania o a destinos conocidos como Estados Unidos o el Mandato Británico de Palestina. Al principio Brasil tardó en convertirse en un destino de emigración debido a que era difícil obtener información sobre el país y las normas de inmigración eran restrictivas. Sin embargo, Walter Silberberg emigró a Brasil el 21 de febrero de 1936. Su futura esposa, Gerda Kohn, no logró obtener el visado correspondiente para seguirlo a Brasil hasta septiembre de 1936. A la madre y al padre de Gerda Kohn, quienes aún conservaban la esperanza de evitar semejante desarraigo, les costó mucho más. Solo hasta el 10 de enero de 1939, Emma Kohn huyó a Brasil por el puerto de Hamburgo. Su esposo, Ernold Kohn, la siguió el 14 de abril de 1939.

Gerda Kohn y su hermana Else Kohn en Blankenese entre 1925 y 1935. Archivo privado de Claudio Silberberg, São Paulo / BR. Cortesía.
“El 12 de marzo de 1937, pocos minutos después de la media noche, zarpó el vapor. Después de la tensión nerviosa de los últimos días, respiré aliviado.”

(Moses Goldschmidt, 1937)

Documentos de Moses Goldschmidt. © Archivo privado de Ray & Anita Fromm, Londres / Reino Unido y archivo privado de Érico Goldschmidt y Fernando Goldschmidt, Porto Alegre / BR. Cortesía. [Galería de imágenes]

Un barco a Brasil. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Preparativos – El difícil camino de la emigración

Ante la creciente presión de la persecución en el Estado nazi, cada vez más judías y judíos de Alemania decidieron emigrar. Hamburgo, en particular, se convirtió en un centro para la población emigrante ya que muchos consulados (generales) se encontraban en la ciudad hanseática. El Consulado General de Brasil también devino en un punto de atención muy visitado, porque aquí se podían solicitar los documentos de entrada apropiados. Desde 1936 Aracy Moebius de Carvalho trabajaba en el departamento de visados y le ayudaba a la población judío-alemana a gestionar los documentos de viaje necesarios. A pesar de que Brasil había tomado un rumbo nacionalista desde 1937 bajo Getúlio Vargas y de que en 1938 el Gobierno quiso impedir la inmigración judía mediante un documento secreto dirigido a todos los puntos de representación diplomática, Aracy continuó prestando su ayuda. Cuando João Guimarães Rosa, futuro marido de Aracy, llegó en 1938 a Hamburgo como vicecónsul de la misión diplomática brasileña, la pareja intensificó la ayuda a personas en busca de refugio, lo cual le valió especialmente a Aracy el apodo de “Ángel de Hamburgo”. De este apoyo también se benefició el médico hamburgués Dr. Moses Goldschmidt. Él ya había viajado en 1937 a Uruguayana / Brasil para visitar a sus hijos Hans Werner y Gerhard Wolfgang, quienes habían emigrado en 1932 y 1934 respectivamente, así como para asistir a una boda. Solo después de haber pasado por un duro interrogatorio de la Gestapo y de realizar pagos obligatorios, pudo realizar este viaje. No obstante, regresó a la Alemania nacionalsocialista y solo hasta 1939 solicitó la visa de ingreso a Brasil, que recibió en el Consulado General de Hamburgo el 10 de febrero de 1939.

Aracy Moebius de Carvalho, integrante del personal del Consulado Generalde Brasil, Hamburgo, entre 1936 y 1941. © Archivo Público de Minas Gerais / recopilación DIMUS MCGR009_0400.
“El puerto de Hamburgo, un apresurado ir y venir, un ajetreado andar de un lado a otro, un gran adiós. – Un barco parte al ancho mundo. – Apartada de la gente que apresuradamente intercambia las últimas palabras, las últimas miradas, en un rincón del gran barco está sentada una mujer en silencio. [...] Una vez más las ve ante sí: las imágenes del cónyuge, su tumba que ahora dejará sola, su ciudad, sus hijos, sus amigos, sus años de juventud y de felicidad.”

(Fritz Pinkuss)

Pasaportes de Walter Silberberg y Gerda Silberberg, apellido de soltera: Kohn. © Archivo privado de Claudio Silberberg, São Paulo / BR. Cortesía. [Galería de imágenes]

Un barco a Brasil. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Partida hacia Brasil – Despedida en el puerto

La salida del país fue para muchas personas judío-alemanas un desafío: mientras seguían teniendo la ciudadanía alemana, tuvieron que soportar claros vejámenes. Los pasaportes de Walter Silberberg y Gerda Kohn (más tarde Siberberg) son testimonio de los obstáculos que el régimen nazi les ponía a quienes querían huir. Además de los pasaportes alemanes correspondientes, quienes querían salir del país necesitaban también un visado brasileño. Aparte de todo esto se debía declarar todos los activos, pagar el llamado “impuesto de huida del Reich” y tramitar la cancelación policial del registro de residencia. Debido a esta infinidad de requisitos, solo unas pocas familias lograron marcharse al exilio unidas, mientras que otras tuvieron que hacerlo por separado. Walter Silberberg salió de Hamburgo el 21 de febrero de 1936 y llegó a Santos, el puerto brasileño de inmigración, el 12 de marzo de 1936. Gerda Kohn, siguiendo a su futuro marido, Walter, al exilio, también tuvo que abordar el buque sola en Hamburgo el 1 de septiembre de 1936, y llegó a Santos el 26 de septiembre de 1936. Para muchas personas, el tiempo en el buque fue surrealista: repleto de temores por quienes integraban la familia que se dejaba atrás, pero también lleno de esperanza por una nueva oportunidad para el futuro, el barco se convirtió en un lugar del “estar en el medio”. Después de que Estados Unidos entrara a la guerra en 1941 y de que Brasil le declarara la guerra a las potencias del Eje en 1942, se volvió casi imposible emigrar por vías legales. Como Brasil entró a la guerra, el Consulado General de Hamburgo también cerró. El cónsul general, así como el personal de la embajada, por ejemplo el vicecónsul João Guimarães Rosa y la funcionaria de la embajada Aracy Moebius de Carvalho, regresaron a Brasil, lo que puso fin al apoyo directo, en Hamburgo, a quienes buscaban refugio.

Un barco a Brasil. El icono expresa el contexto del país de la página actual. [Leer más: Expectativas sobre Brasil, la tierra adoptiva desconocida]
“Y la elección recayó, naturalmente, en Suramerica”

(Rudolf Heymann, 1995)

Centro de Investigación de Historia Contemporánea de Hamburgo (Forschungsstelle für Zeitgeschichte in Hamburg, FZH)/Taller de la Memoria (Werkstatt der Erinnerung, WdE) 320, Entrevista a Rudolf Heymann del 20 de febrero de 1995. Entrevistador: Jens Michelsen. Extracto de la grabación de audio, 1a, 00:26:00-00:28:18.
Grupo de jóvenes en Wilhelminenhöhe, 1939 (Steffi Hammerschlag, 1ª fila, 2ª por la derecha). Cortesía de Andreas Wittenberg.

Un barco a Uruguay. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Desarraigo – El abandono de la vida anterior

Rudolf Heymann nació en 1925 en Hamburgo. Allí creció en el barrio de Eppendorf en el seno de una familia judía liberal, en gran medida asimilada. Cuando el régimen nazi le revocó a su padre, que comerciaba con pieles y otros productos animales, el permiso de exportación e importación a principios de 1938, la familia comenzó a planear su emigración. A diferencia de la mayoría de quienes emigraron a Suramérica, el padre de Rudolf no sólo conocía la lengua, sino que también tenía contactos comerciales y una especie de “pasaporte de honor” argentino que le permitía ingresar a Argentina sin visado. La familia decidió, sin embargo, comenzar una nueva vida en Motevideo (Uruguay), donde el padre también había mantenido relaciones comerciales. Llegar allí fue relativamente fácil gracias a concedió al Taller de la Memoria (Werkstatt der Erinnerung) en 1995. No obstante, a pesar de estos importantes contactos, su madre y su padre no lograron echar raíces a largo plazo en Uruguay ni superar su desarraigo. La familia Hammerschlag también se estaba preparando para emigrar a Uruguay. Margot Hammerschlag se había dado cuenta desde el principio de la magnitud de la amenaza que suponían los nacionalsocialistas, por lo que se dio a la tarea de buscar posibilidades de escape para su familia. En octubre de 1938 logró conseguir cuatro visados de ingreso a Uruguay para su familia. Primero viajaron su esposo Franz Hammerschlag y su hijo Gerd con el fin de buscar medios de subsistencia para la familia. Ella y su hija Steffi (más tarde de apellido Wittenberg) se quedaron de momento en Hamburgo para liquidar los bienes familiares. La foto grupal fue tomada durante una estancia de tres semanas que tuvo Steffi Hammerschlag en el hogar recreativo de la juventud judía de Wilhelminenhöhe en 1939, unos seis meses antes de que madre e hija emigraran. Fue el último intento de mantener la normalidad cotidiana en una situación de emergencia cada vez más amenazante.

Escrito dirigido a la oficina de impuestos de Hamburgo, Rechtes Alsterufer (orilla derecha del Alster), 16 de mayo de 1939, StaHH 314-15_str_687_0102.

Un barco a Uruguay. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Preparativos – El difícil camino de la emigración

“El cónsul general de Uruguay en Hamburgo [...] se apellidaba Rivas, y ese cónsul Rivas les salvó a todos la vida, a más de 150 judíos, en la famosa ‘noche de los cristales rotos’. Esa noche, los judíos que no se pudieron llevar a los campos de concentración, y que ya habían tenido citas en el consulado o a la embajada al menos una vez, se dirigieron a la embajada uruguaya buscando refugio."

(Carlos, “Todas esas vidas habían estado en sus manos“)

Los consulados y las embajadas desempeñaron un papel central en el proceso de emigración: por un lado, eran un punto de contacto en el que tenían puestas sus esperanzas quienes intentaban escapar del terror nazi. Por otro lado, eran una autoridad reguladora que aplicaba la normativa de inmigración de los países de destino en la misma sede y a través del contacto personal. Las decisiones del personal de los consulados solían tener consecuencias de gran alcance. La evaluación de las posibilidades de maniobra que había en este contexto y la forma de valorar el comportamiento de las personas involucradas dependían de muchos factores. Un caso tan documentado como complejo es el del empleado alemán del Consulado General de Uruguay en Hamburgo Alexander Katzenstein. Nacido en Hamburgo en 1902 y de origen judío, trabajaba en el consulado desde mayo de 1938, y, debido al aumento de solicitudes desde noviembre de 1938, tuvo incluso contacto con las personas solicitantes. Katzenstein admitió ante las autoridades nazis haber recibido, en esa dinámica, sumas de dinero. En el varano de 1939, fue detenido por delito en materia de divisas y peculado, por el que tuvo que cumplir una condena de seis meses de prisión. Posteriormente fue sometido a trabajos forzados y deportado a Theresienstadt en febrero de 1945. El escrito dirigido a la oficina de impuestos de Hamburgo, Rechtes Alsterufer (orilla derecha del Alster), del 16 de mayo de 1939 aduce que, debido a ambas acusaciones, Alexander Katzenstein no debía recibir por el momento un certificado de liquidación de impuestos, documento que presumiblemente había solicitado para preparar su propia emigración. En los años cincuenta, Katzenstein intentó gestionar una indemnización por su encarcelamiento alegando haber sido víctima de persecución y haber estado en una situación de emergencia debido, entre otras cosas, a la emigración fallida de su familia a Uruguay.

Centro de Investigación de Historia Contemporánea de Hamburgo (Forschungsstelle für Zeitgeschichte in Hamburg, FZH)/Taller de la Memoria (Werkstatt der Erinnerung, WdE) 298, poema “Un viaje por el mar” de Steffi Hammerschlag (-Wittenberg), 1939, p. 10-13. [Galería de imágenes]

Un barco a Uruguay. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Partida hacia Uruguay – Despedida en el puerto

Centro de Investigación de Historia Contemporánea de Hamburgo (Forschungsstelle für Zeitgeschichte in Hamburg, FZH)/Taller de la Memoria (Werkstatt der Erinnerung, WdE) 298, Entrevista a Steffi y Kurt Wittenberg 1995. Entrevistadora: Sybille Baumbach. Extracto de la grabación de audio 2a, 00:0:00-00:01:45.

Steffi Hammerschlag (posteriormente de apellido Wittenberg) creció en Hamburgo en el barrio Harvestehude dentro de una familia judía liberal. Después de que padre e hijo ya habían emigrado en octubre de 1938, el Gobierno uruguayo invalidó los visados expedidos por el consulado a madre e hija, con los que se suponía que viajarían después de haber liquidado y organizado el destino de los bienes y enseres de la familia, debido a las acusaciones de soborno contra el cónsul. Para financiar los nuevos visados –cuyos costos habían aumentado considerablemente– Franz Hammerschlag organizó una venta privada de bombones en la comunidad judío-alemana de Montevideo. No fue hasta diciembre de 1939 que Margot y Steffi Hammerschlag lograron obtener otro permiso de salida hacia Montevideo vía Amberes por un período de un mes. Durante la travesía, Steffi Hammerschlag, que entonces tenía trece años, escribió el poema “Un viaje por el mar” en su cuaderno, que había empezado a llenar poco después del comienzo de la guerra. Las líneas del poema ofrecen una mirada infantil de quienes viajaban a bordo y sorprenden, asimismo, por la cotidianidad de lo descrito, dejando entrever, por ejemplo, el aburrimiento (infantil) de un viaje en barco como ese. El estado de ánimo era agradable, según recuerda Steffi Wittenberg en la entrevista que concedió junto con su esposo Kurt Wittenberg al Taller de la Memoria (Werkstatt der Erinnerung) . Especialmente después de abandonar las aguas europeas, según dijo, se produjo una sensación de liberación.

Un barco a Uruguay. El icono expresa el contexto del país de la página actual. [Leer más: Expectativas sobre Uruguay, la tierra adoptiva desconocida]
Pasaporte de Steffi Hammerschlag con el visado para entrar a Uruguay, el 12 de diciembre de 1938. Cortesía de Andreas Wittenberg. [Galería de imágenes]

Destino desconocido

Ideas vagas sobre el país de destino y las primeras vivencias en la tierra adoptiva.

“El argentino tiene fama de ser amable, amigable y colaborador. Hospitalidad y caballerosidad son sus rasgos esenciales característicos.”

(En: “Jüdische Auswanderung nach Südamerika” (Emigración judía a Suramérica), 1939.)

Un barco a Argentina. El icono expresa el contexto del país de la página actual. . Imaginaciones – Argentina, un país desconocido

Como quienes emigraban tenían pocos conocimientos sobre los posibles países de destino, la Asociación de ayuda de los judíos en Alemania (Hilfsverein der Juden in Deutschland) editó material de orientación para la emigración. En 1939 se publicó la segunda edición de la cartilla “Jüdische Auswanderung nach Südamerika” (Emigración judía a Suramérica), que ya incluía información de cara al endurecimiento de la normativa de inmigración tras la Conferencia de Evian de julio de 1938. Después de un breve resumen, el texto se ocupa del clima, la población, la vida social y cultural de Argentina, así como –con especial detalle– de la economía del país. Además de explicar las costumbres sociales, la cartilla servía especialmente para evaluar las oportunidades del mercado laboral, ya que había una discrepancia entre las profesiones comerciales y académicas de la población inmigrante judío-alemana y la demanda de mano de obra en Argentina, que estaba principalmente en el sector agrícola. Cursos de reorientación profesional buscaban facilitar la integración y la construcción de una nueva vida en el exilio. Además de las publicaciones, los casi 300 centros de asesoramiento de la asociación de ayuda, por ejemplo en Hamburgo, –que entre otras cosas organizaban tardes de conferencias sobre la emigración–, servían de fuentes de información para quienes emigraban. La cita de Ilse Kramer, quien emigró en 1934 a Argentina a través del puerto de Hamburgo, evoca las esperanzas (infantiles), que podían suscitarse con una emigración –por lo menos a comienzos de los años treinta–. “Mi madre me dijo al pie del barco, estando aún en Hamburgo, ‘ay, ¿no es infame partir así?’ Entonces le dije: ‘yo seré la tía rica de América’.”

Extracto del libro “Jüdische Auswanderung nach Südamerika” (Emigración judía a Suramérica), editado por “Hilfsverein der Juden in Deutschland” (Asociación de ayuda de los judíos en Alemania), Berlín, nueva edición de 1939, p. 10. Tomado de la colección del Instituto Leo Baeck - Nueva York | Berlín, digitalizado por la biblioteca universitaria JCS de Fráncfort del Meno en cooperación con el Center for Jewish History, NY [2018]: https://sammlungen.ub.uni-frankfurt.de/cm/periodical/rpage/4920960.
Hotel de inmigración, nuevo edificio, aprox. 1915, Archivo General de la Nación, 146105. Cortesía y apoyo del Museo de la Inmigración (MUNTREF), Argentina.

Un barco a Argentina. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Llegada – La sensación de estar en el medio

Hasta los años cuarenta a quien ingresaba al país, se le expedía un documento personal –como el de Albert Einstein que se ve aquí–. Luego, las personas recién llegadas podían contar con el apoyo del denominado Hotel de Inmigración, que existió entre 1911 y 1953. A las y los emigrantes, les ofrecía alojamiento y alimentación gratis por los primeros cinco días. A cambio, las personas recién llegadas debían buscar un trabajo con ayuda de las oficinas de empleo locales. Además de las salas para dormir, dotadas de unas 250 camas –el hotel tenía capacidad para 3.000 personas en total–, así como de los comedores y salas de estar, el complejo también incluía un banco para cambiar moneda extranjera, una oficina de correos para contactar a la familia y un hospital. Igualmente ofrecía cursos de formación y reorientación profesional para hombres y mujeres. La institución era, así, centro de apoyo para quienes llegaban y, al mismo tiempo, un instrumento de control migratorio. Para la población inmigrante judío-alemana se formó además una red de apoyo propia, que también ofrecía ayuda en la búsqueda de vivienda, suministro de alimentación y soporte en la búsqueda de empleo. Una institución clave fue la Asociación Filantrópica Israelita, que era la sociedad de ayuda para personas judías de habla alemana. En 1985 se fundó, en el complejo de edificios del Hotel de Inmigración, el Museo de Inmigración, dedicado a la historia de este fenómeno. La importancia de la migración para Argentina se evidencia también en el Día del Inmigrante, que se celebra cada año el 4 de septiembre.

Un barco a Argentina. El icono expresa el contexto del país de la página actual. [Leer más: La vida en Argentina, la tierra adoptiva]
Documento de ingreso de Albert Einstein. Colección del Museo de la Inmigración (MUNTREF), Argentina. Cotesía.
Herbert Frankenstein, Brasil como país de acogida de la emigración judía proveniente de Alemania [Brasilien als Aufnahmeland der jüdischen Auswanderung aus Deutschland], Berlín 1936.

Un barco a Brasil. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Imaginaciones – Brasil, un país desconocido

“Brasil es el futuro para quien comienza de nuevo y tiene la disposición de trabajar, incluso de trabajar duro, para toda la gente joven y fuerte. Pero para las personas mayores y las que no son fuertes, aquí como en todo el mundo, si no tienen suficiente dinero, es muy duro.”

(Carta desde São Paulo, 1936)

Para la mayoría de judías y judíos de Alemania, Brasil era un país desconocido. Moses Goldschmidt, habiendo viajado ya a Brasil en 1937 para asistir a la boda de su hijo, pertenecía a una pequeña minoría dentro del grupo de refugiadas y refugiados, que sabía lo que le esperaba. Otras y otros inmigrantes, en cambio, tuvieron que aprender sobre su país de refugio leyendo artículos de prensa, folletos o libros como el de Herbert Frankenstein. Eva Sopher (apellido de soltera Plaut) contaba por ejemplo: “Atravesamos el océano sin saber lo que nos esperaba, sin hablar la lengua del país escogido. No sabíamos realmente nada de nuestra tierra adoptiva. Así que no es de extrañar que yo supusiera que vería allí simios en la calle”. Las ideas que tenían de Brasil quienes habían salido huyendo eran vagas, entre otras cosas, debido a una imagen bastante estereotipada que propagaban los libros. El libro de Herbert Fankenstein “Brasilien als Aufnahmeland” (Brasil como país de acogida) promocionaba el “clima saludable”, el “auge económico” y la “estabilidad política del país” como ventajas para la inmigración. Al mismo tiempo, el libro exhortaba a todas las personas inmigrantes a observar las “tres obligaciones del emigrante judío”: 1. No poner en peligro “los intereses comunes de la emigración judía” mediante acciones radicales; 2. Buscar la integración en las comunidades judías y no ser una carga para los sistemas sociales y 3. Apoyar a la asociación de ayuda de los judíos en Alemania mediante donaciones, para hacer posible la emigración de otras personas también.


Carta de Moses Goldschmidt desde Uruguayana, Brasil 1937. © Archivo privado de Ray & Anita Fromm, Londres / Reino Unido. Cortesía. [Galería de imagenes]
Moses Goldschmidt (sentado) junto con su hijo Hans Werner Goldschmidt y la esposa Maria Montserrat Peró Goldschmidt así como su hijo Gerhard Wolfgang Goldschmidt y la esposa Odila Genro Goldschmidt. © Archivo privado de Érico Goldschmidt y Fernando Goldschmidt, Porto Alegre / BR. Cortesía. Retrato de Moses Goldschmidt en la ficha de inmigración, Hamburgo, febrero 1939. (c) Archivo privado de Ray & Anita Fromm, Londres / Reino Unido. Cortesía.
Fotos de Moses Goldschmidt. © Archivo privado de Érico Goldschmidt y Fernando Goldschmidt, Porto Alegre / BR, así como archivo privado de Ray & Anita Fromm, Londres / Reino Unido. Cortesía. [Galería de imagenes]

Un barco a Brasil. El icono expresa el contexto del país de la página actual. LLegada – La sensación de estar en el medio

“Emigramos apenas en 1939. Con el penúltimo barco, por así decirlo. Desde Hamburgo, en el ‘Antonio Delfino’. Cuando estalló la guerra, ya estábamos en camino y querían enviarnos de vuelta. Ahí estábamos en Pernambuco, en Brasil. Éramos unos 150 judíos en el buque. Los judíos alemanes de Brasil nos salvaron. De alguna manera negociaron con la compañía naviera.”

(Edith Nassau, 1939)

Bajo la creciente presión persecutoria y excluyente de la Alemania nazi, que cada vez se hacía más violenta, la pregunta ya no era "¿irse o quedarse?", sino "¿a dónde podemos emigrar aún?” Aparte de esto, en 1939 estalló la Segunda Guerra Mundial, que dificultó todavía más la emigración y la inmigración. Edith Nassau, quien se encontraba a bordo del barco Antonio Delfino al estallar la guerra en 1939, en realidad iba a ser rechazada por tener nacionalidad alemana. Sin embargo, gracias a la intervención de las comunidades judío-alemanas de refugiadas y refugiados de Brasil, Edith Nassau pudo inmigrar junto con 149 judías y judíos más. La disminución de posibilidades de emigración hizo pedazos familias enteras. El contacto epistolar fue el único medio de comunicación que les quedó a estas familias. Moses Goldschmidt, quien en 1939 había huido a Brasil para reunirse con sus dos hijos, Hans Werner y Gerhard Wolfgang, le escribió a su hija Ellen en 1941: “Hay que aceptarlo con la cabeza en alto y tratar de sacarle el máximo provecho posible a la situación. Aunque para mí es terriblemente doloroso saber que ustedes [Ellen y su esposo] ahora están tan lejos de mí, también me hace feliz saber que lograron salir de Europa...” Mientras Moses Goldschmidt buscó refugio en Brasil, donde estaban sus hijos, su hija Ellen huyó, dando muchos rodeos de la Francia de Vichy a India. El contacto era solamente posible a través del correo aéreo, que, sin embargo, entorpecieron y complicaron las largas rutas postales y las regulaciones de la censura.

Un barco a Brasil. El icono expresa el contexto del país de la página actual. [Leer más: La vida en Brasil, la tierra adoptiva]

“Jüdische Auswanderung nach Südamerika” (Emigración judía a Suramérica), editado por “Hilfsverein der Juden in Deutschland” (Asociación de ayuda de los judíos en Alemania), Berlín, nueva edición de 1939, p. 82 y 86. Tomado de la colección del Instituto Leo Baeck - Nueva York | Berlín, digitalizado por la biblioteca universitaria JCS de Fráncfort del Meno en cooperación con el Center for Jewish History, NY [2018]: https://sammlungen.ub.uni-frankfurt.de/cm/periodical/rpage/4920947. [Galería de imágenes]

Un barco a Uruguay. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Imaginaciones – Uruguay, un país desconocido

En diciembre de 1939, Steffi Hammerschlag (posteriormente de apellido Wittenberg) partió hacia Montevideo a sus trece años de edad con su madre Margot Hammerschlag, siguiendo a su padre y hermano. Si bien también ella se preguntaba cómo sería el desconocido país de Uruguay, siendo niña, en cambio, siempre se había guiado por sus padres, recuerda en la entrevista de 1995. Los conocimientos sobre las condiciones de vida, el clima y la sociedad eranescasos entre las personas refugiadas. Aún así, al país se le consideraba la “Suiza de Suramérica” y quienes llegaron a él –como Steffi Hammerschlag– lo percibieron como europeo, lo que puede atribuírsele al clima, la arquitectura y a su talante sociopolítico. Sus expectativas, marcadas por la incertidumbre, se evidencian en las variadas impresiones que le dieron los puertos donde el barco hizo escala: mientras el atraso de los puertos brasileños de Pernambuco y Recife le causó espanto, el carácter metropolitano de Río de Janeiro la impresionó. Montevideo le pareció inmediatamente “bonita” y familiar por su toque europeo. Esta valoración positiva del país se debió, naturalmente, también a la llegada a Montevideo, que significó a su vez la reunificación familiar.

“entonces siempre nos preguntábamos cómo era … cómo iba a ser”

(Steffi Wittenberg)

Centro de Investigación de Historia Contemporánea de Hamburgo (Forschungsstelle für Zeitgeschichte in Hamburg, FZH)/Taller de la Memoria (Werkstatt der Erinnerung, WdE) 298, Entrevista a Steffi y Kurt Wittenberg 1995. Entrevistadora: Sybille Baumbach. Extracto de la grabación de audio 1b, 00:18:04-00:19:49.

Un barco a Uruguay. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Llegada – La sensación de estar en el medio

Tanto para la familia de Rudolf Heymann como para Margot y Steffi Hammerschlag, la llegada a Uruguay fue más fácil que para otras personas inmigrantes, debido a los contactos personales que tenían en el país y, en el caso de la familia Heymann, incluso al conocimiento del idioma. Al mismo tiempo, Montevideo, en tanto que “ciudad moderna”, según el folleto sobre la emigración a Suramérica reeditado en 1939, ofrecía una buena infraestructura con ”los más modernos hospitales y escuelas”, en la que “todo ese nivel cultural y de vida” estaba a la altura de ”cualquier gran ciudad europea”. Si bien el proceso burocrático de llegada se concluyó relativamente rápido –ya en febrero las autoridades uruguayas le dieron a Steffi Hammerschlag un documento de identidad, es decir, algo más de un mes después de su arribo– la integración económica y social fue mucho más difícil para la mayoría de quienes inmigraban.

Un barco a Uruguay. El icono expresa el contexto del país de la página actual. [Leer más: La vida en Uruguay, la tierra adoptiva]

Cédula de identidad de Steffi Hammerschlag, expedida el 29 de febrero de 1940 en Montevideo (Uruguay). Cortesía de Andreas Wittenberg. [Galería de imágenes]

En la tierra adoptiva

Condiciones sociales, políticas y económicas.

Viajantes desembarcando en el puerto. Archivo General de la Nación, 215763. Cortesía y apoyo del Museo Muntref de la Inmigración, Argentina.
Viajantes desembarcando en el puerto. Archivo General de la Nación, 215763. Cortesía y apoyo del Museo Muntref de la Inmigración, Argentina.

Un barco a Argentina. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Política de inmigración

Argentina mantuvo una política de inmigración ampliamente liberal hasta 1930, basada en la constitución de 1853, que a su vez estaba inspirada en la máxima de Juan Bautista Alberdi “gobernar es poblar”. El objetivo era colonizar sobre todo las llanuras fértiles con europeas y europeos, preferiblemente de España e Italia, y desarrollar su explotación agrícola. A lo largo de los años treinta, Argentina fue dejando de ser un “puerto seguro” debido a los acontecimientos antidemocráticos de la política interna y al golpe de Estado contra el presidente Hipólito Yrigoyen en 1930, con lo que se fue convirtiendo en un destino cada vez menos accesible para quienes venían huyendo. A partir del 1 de enero de 1933, el proceso de inmigración fue posible solamente mediante la “llamada”, es decir, mediante un permiso de reagrupación familiar, o mediante una visa de trabajo agrícola, por ejemplo, a través de la organización Jewish Colonization Association (JCA). Mientras que buena parte de la población judía de Europa del Este y de Rusia que había emigrado en los años diez se asentó en colonias agrícolas de la JCA, para las personas judías que salían huyendo de la Alemania nacionalsocialista y de Europa central esto no era una opción porque no poseían ninguna formación o educación agrícola previa. Sólo el cinco por ciento de las aproximadamente 25.000 personas judías de habla alemana que emigraron a Argentina entre 1933 y 1939 se trasladaron al interior del país después de llegar a Buenos Aires. El 12 de julio de 1938, el ministro de Asuntos Exteriores argentino, José Mariá Cantilo, firmó la circular 11, que ordenaba a todas las misiones diplomáticas no expedir visados ni pasaportes a "indeseables". Sin utilizar la palabra "judíos", las normas de ingreso al país se endurecieron considerablemente. No obstante, entre 40.000 y 45.000 judías y judíos pudieron refugiarse en Argentina hasta 1945.

(Texto: Regina Bacher/Stephanie Sackl)
Fotografía de un grupo de estudiantes del Colegio Pestalozzi, probablemente de fines de los años treinta. Cortesía del Colegio Pestalozzi, Buenos Aires, Argentina.
Fotografía de un grupo de estudiantes del Colegio Pestalozzi, probablemente de fines de los años treinta. Cortesía del Colegio Pestalozzi, Buenos Aires, Argentina.

Un barco a Argentina. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Sociedad y comunidad

Buena parte de la población judía de habla alemana se asentó en el barrio “Belgrano”. El significado de este barrio se aprecia incluso en el desarrollo de un dialecto propio de la población inmigrante de allí: el “Belgrano-Deutsch” (alemán de Belgrano). Se trata de una mezcla de alemán y español que remite a una realidad de vida dividida de la población judío-alemana. Sin embargo, la aglomeración de población en los centros urbanos contravenía “las exigencias de una sana política inmigratoria”, según se leía en el preámbulo del Decreto de Inmigración, firmado el 28 de julio de 1938 en el contexto de la Conferencia de Evian, y que, a nivel internacional, libraba a Argentina de aumentar las tasas de inmigración. Al no poder desarrollar la industria debido a la falta de yacimientos de hierro y carbón en Argentina, la producción de bienes agrícolas y de materias primas como la carne de res, el trigo o la lana, siguió siendo el principal ramo industrial. En consecuencia, la demanda de académicos y académicas, como también de comerciantes, era baja. En adelante solo se les permitió inmigrar a grupos seleccionados de personas que tenían contactos familiares y medios suficientes o que cumplían los requisitos del mercado laboral, como, por ejemplo, especialistas de formación técnica, personas con contrato de colonización o grupos de teatro contratados para actuar en Argentina.

En el barrio Belgrano se generó un entorno judío propio, de habla alemana, que permitió preservar vínculos culturales y lingüísticos. El Colegio Pestalozzi (Belgrano), por ejemplo, se convirtió en un punto de arraigo cultural para muchas personas judías germanohablantes que, como emigrantes, se aferraban a la lengua alemana.

(Texto: Regina Bacher/Stephanie Sackl)
Un barco a Uruguay. El icono expresa el contexto del país de la página actual. [Leer más: Realidades de vida en Argentina]
“El modelo era el del judaísmo centroeuropeo, dicho más exactamente, en su organización y mentalidad, del judaísmo [comentario añadido a mano: “de idioma”] alemán“.

(Fritz Pinkuss)

Sinagoga Beth-El en São Paulo, Dornicke, Wikimedia Commons, Creative Commons Attribution 3.0 International license.
Sinagoga Beth-El en São Paulo, Dornicke, Wikimedia Commons, Creative Commons Attribution 3.0 International license, URL: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Sinagoga_Beth_El,_S%C3%A3o_Paulo_1.JPG.

Un barco a Brasil. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Brasil y la inmigración judía

Brasil tenía una larga historia como país de inmigración –también para judías y judíos–. Ya en 1492 y 1496, con el desplazamiento de población judía de la península ibérica, pequeños grupos de judías y judíos sefardíes comenzaron a emigrar a Brasil. En el siglo XIX les siguieron judías y judíos principalmente de Europa del Este, es decir, de la región asquenazí. Como consecuencia de esta inmigración se formaron pequeñas pero animadas comunidades judías en São Paulo y Rio de Janeiro. En São Paulo, la población judía se asentó principalmente en los distritos de Bom Retiro y Mooca. En Mooca se radicaron más judías y judíos asquenazíes y en Mooca, más sefardíes. Una muestra de la vitalidad de la comunidad judía asquenazí es la moderna Sinagoga Beth-El, construida en Bom Retiro en 1929.

La población judía de habla alemana perseguida por el nacionalsocialismo, que desde 1933 llegó a Brasil, conformó comunidades propias, como, por ejemplo, en São Paulo y Rio de Janeiro. Bajo la dirección del rabino Fritz Pinkuss se fundó la Congregação Israelita Paulista (Congregación Israelita Paulista, CIP) en São Paulo para proporcionarle un “hogar” a todas las personas, como comunidad unificada. Entre 1931 y 1935 llegaron 13.975 judías y judíos a Brasil en total y entre 1936 y 1939, 10.600 más. Hasta cuando Brasil entró a la guerra en 1942 –lo que anuló toda posibilidad de inmigración– un total de aproximadamente 25.000 judías y judíos encontraron refugio en Brasil.

(Texto: Viktor Graimprey/Jakob Gruber)
Getúlio Dorneles Vargas, Agencia Brasil, Presidencia da República, 31 de enero de 1951, Gobierno de Brasil, Wikimedia Commons, Creative Commons Attribution-ShareAlike 4.0 International (CC BY-SA 4.0).
Getúlio Dorneles Vargas, Agencia Brasil, Presidencia da República, 31 de enero de 1951, Gobierno de Brasil, Wikimedia Commons, Creative Commons Attribution-ShareAlike 4.0 International (CC BY-SA 4.0), URL: https://pt.wikipedia.org/wiki/Ficheiro:17_-_Get%C3%BAlio_Dorneles_Vargas_1951_derivative.jpg.

Un barco a Brasil. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Brasil – Inmigración como desafío estatal

La migración de judías y judíos a Brasil estuvo determinada por “estándares de utilidad”, lo cual fue consecuencia de los cambios políticos de la década de los treinta en el país carioca. Estos cambios fueron iniciados por Gétulio Vargas, quien llegó a la presidencia en 1930. A partir de 1937 Vargas instauró el llamado Estado Novo, un régimen autoritario que se regía en parte por ideas antisemitas, racistas y anticomunistas.

Reproduciendo discursos europeos, la población judía fue clasificada como una de las llamadas “razas no asimilables”, siendo discriminada oficialmente mediante las diversas leyes de inmigración de los años treinta y cuarenta, que establecían cuotas para los diferentes grupos. Además, en 1937 todas las embajadas y consulados brasileños recibieron la Circular 1.127 que, con carácter secreto, ordenaba impedir la entrega de visas y pasaportes a personas judías.

Al mismo tiempo, el Estado brasileño creó excepciones en la ley de inmigración permitiendo el ingreso de fuerza de trabajo especial para la agricultura, la investigación y la educación en las universidades y en las artes, a pesar de las claras restricciones antisemitas. Pero esta posibilidad de inmigración benefició solo a un pequeño grupo.

(Texto: Viktor Graimprey/Jakob Gruber)
Un barco a Brasil. El icono expresa el contexto del país de la página actual. [Leer más: Realidades de vida en Brasil]
Steffi Hammerschlag y Lilo Oppenheim, Pirapolis, Uruguay, aprox. 1946. Cortesía de Andreas Wittenberg.
Steffi Hammerschlag y Lilo Oppenheim, Pirapolis, Uruguay, aprox. 1946. Cortesía de Andreas Wittenberg.

Un barco a Uruguay. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Política de inmigración

Al ser un país escasamente poblado, Uruguay tenía gran interés en atraer inmigrantes. Por lo tanto la legislación de inmigración uruguaya era liberal y sin fuertes restricciones. A partir de la Gran Depresión de 1929, Uruguay endureció su normativa de ingreso al país para proteger la mano de obra local. A lo largo de los años siguientes, las personas que deseaban inmigrar debían llenar cada vez más requisitos y cumplir determinados criterios. Por ejemplo, se exigían certificados de capacidad laboral, de actividades políticas o de salud, y las personas mayores de 60 años debían tener ya familiares en el país que pudieran sostenerlas. En 1930 se produjo un cambio político en Uruguay. El recién elegido presidente, Gabriel Terra, llevó al país a la dictadura. Ideológicamente seguía los regímenes fascistas de Europa y tenía cercanía con la Alemania nacionalsocialista. Sin embargo, la mayoría de la población uruguaya rechazaba el nacionalsocialismo. En 1938, el país volvió a la democracia bajo el nuevo presidente, Alfredo Baldomir. En cuanto a la política exterior, Uruguay se acercó a los aliados y en febrero de 1945 entró en la Segunda Guerra Mundial del lado de los aliados. No hubo un endurecimiento de las leyes de inmigración, como había ocurrido anteriormente bajo el gobierno de Terras.

(Texto: Tabita N. Pfleger)
Gesellschaft und Gemeinschaft
Fotografía de un evento del Comité Alemán Antifascista en Montevideo, presumiblemente de 1944. Cortesía de Andreas Wittenberg.

Un barco a Uruguay. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Sociedad y comunidad

La inmigración judía en Uruguay aparece documentada desde principios del siglo XX. Para el periodo comprendido entre 1933 a 1944, es difícil obtener cifras exactas sobre el número de emigrantes judías y judíos. Una valoración realista estima que hubo entre seis mil y diez mil inmigrantes judías y judíos, cuyo destino principal era Montevideo. Buena parte de la población judío-alemana emigrante utilizó la ruta de emigración vía Hamburgo o Bremen. Al mismo tiempo, el ingresó al país se dio a menudo también a través de países de tránsito, como Francia o Italia. Un factor que influyó en la elección de Uruguay, como destino de inmigración, fue el hecho de que siguió siendo uno de los pocos países en los que todavía era posible inmigrar. En ese sentido, no había ninguna ley oficial que no le permitiera específicamente a la población judía ingresar al país. No obstante, a partir de 1938 también Uruguay empezó a exigir documentos adicionales para la inmigración como un certificado policial de buena conducta y de actividades políticas. El intento de excluir a la población judía, emprendido por el Ministerio de Relaciones Exteriores mediante una circular dirigida a las embajadas y consulados uruguayos, fue infructuoso. A pesar de las advertencias del conservadurismo de derecha de que la inmigración judía supondría competencia para la fuerza de trabajo local en el mercado laboral, no se produjeron mayores regulaciones estatales. No se requería permiso de trabajo. Los llamados entry jobs, como la venta de helados y flores, fueron a menudo la primera oportunidad de ganar dinero. En muchos de los casos, las mujeres ofrecieron servicios domésticos. No obstante, los primeros años significaron a menudo un descenso laboral y social para buena parte de la población judío-alemana. Quienes lograron huir a Uruguay formaron una amplia red de organizaciones y entidades, como, por ejemplo, una Sinagoga, asociaciones políticas, centros de recreación e iniciativas culturales. En 1936, integrantes del “Club Cultural de Obreros de habla alemana” fundaron el Colegio Pestalozzi para hacerle contrapeso al Colegio Alemán de Montevideo, que estaba alineado con el nacionalsocialismo, pero solo existió hasta 1940. Después de 1945, muchas personas judías germanoparlantes emigrarían a Estados Unidos e Israel debido a sus lazos familiares, a las perspectivas económicas y a la evolución política local.

(Texto: Tabita N. Pfleger)
Un barco a Uruguay. El icono expresa el contexto del país de la página actual. [Leer más: Realidades de vida en Uruguay]

Realidades de vida

Empezar de nuevo entre el miedo, la esperanza y la añoranza.

“Que en tierra extranjera – fue como un hogar”

(Margot Aberle)

Un barco a Argentina. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Rehaciendo la vida – las dificultades de un nuevo comienzo

La Sociedad Pestalozzi fue fundada en 1934 por el editor del “Argentinisches Tageblatt” (periódico argentino), Ernesto Alemann, cuya ascendencia era suiza. Alemann adoptó activamente una postura opositora al nacionalsocialismo. Debido a sus actividades políticas la Universidad de Heidelberg le retiró el doctorado en 1936. El objetivo de Alemann era, en franca oposición política, hacerle frente a la creciente influencia del nacionalsocialismo en la comunidad germanohablante de Buenos Aires, fundando un Colegio que fuera un lugar para quienes huían del régimen nazi y que estuviera comprometido con tradiciones humanistas y democráticas. En 1938 el edificio escolar estuvo listo para ser ocupado. Para reforzar la posición del Colegio contra las voces críticas, las personas responsables del proyecto se esforzaron con éxito en conseguir el respaldo de intelectuales de habla alemana de renombre. En varias cartas de felicitación al Colegio Pestalozzi personalidades famosas, como, por ejemplo, Albert Einstein, Thomas Mann, Sigmund Freud o Stefan Zweig –este último estuvo incluso visitando el Colegio–, destacaron la importancia que el plantel educativo tenía, más allá de la población emigrante de Argentina, y lo vieron como una señal importante. El Colegio se convirtió en un espacio central para la vida de las hijas y los hijos de emigrantes como por ejemplo para Margot Aberle Strauss. Allí podían departir con personas que tenían experiencias similares, comunicarse en la lengua que les era familiar y, al mismo tiempo, aprender la de su tierra adoptiva.

Carta de Heinrich Mann con motivo de la fundación del Colegio Pestalozzi. Cortesía del Colegio Pestalozzi, Buenos Aires.
“Qué rápido se olvidó, en el país del cielo azul, aquella base melódica de la época escolar, esa sensación de edificar en medio del derrumbe. Aquí no había caminos a través del frío.”

(Detlef Aberle)

Anna Hess en Hamburgo a finales de los años treinta y Martha Meyer en Buenos Aires en el primer alojamiento temporal, en la Calle Perú. Propiedad privada de Madelaine Linden. Cortesía. [Galería de imagenes]

Un barco a Argentina. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Mantener la unión – Entre la tierra natal y la tierra adoptiva

En abril de 1937, Anna Hess, que para entonces tenía 82 años, escribió la primera carta para su hija Martha (“Muckchen”) Meyer, quien había emigrado de Hamburgo a Buenos Aires con su familia. Durante unos seis años, madre e hija se contaron su día a día. Mientras que Martha Meyer logró hacer una nueva vida en Argentina, la cotidianidad de la madre estuvo marcada por el aumento de restricciones y la pérdida cada vez mayor de derechos. Los mensajes de su hija le daban a Anna Hess fortaleza. La escritura y el envío de cartas estructuraban sus días, pues suponían el estudio de los planes de navegación para coordinarlos con la escritura de las cartas de respuesta, de modo que los tiempos de las vías postales resultaran lo más cortos posibles. La hija hacía partícipe a su madre de su nueva vida proporcionándole detalladas descripciones de su diario devenir, abriéndole así un mundo que se encontraba por fuera de su propia experiencia y que le permitía escapar brevemente de la cotidianidad, cada vez más deprimente, de la Alemania nacionalsocialista. Las últimas líneas de Anna Hess escritas el 8 de junio de 1943, en las que anunciaba de modo cifrado su “gran viaje planeado largamente” – es decir, su inminente deportación hacia Theresienstadt –, le llegaron a su hija en Buenos Aires apenas en 1946. Anna Hess llevaba ya tres años de muerta. Las cartas de la madre se mantuvieron guardadas en manos de la familia hasta que la bisnieta, Madelaine Linden, las desempolvó y publicó en el 2017. (Más información: https://www.swr.de/swr2/leben-und-gesellschaft/die-briefe-der-juedin-anna-hess-100.html. También en Madelaine Linden, Anna Hess. “Briefe einer jüdischen Hamburgerin an ihre Tochter in Buenos Aires von 1937 bis 1943” (Cartas de una judía de Hamburgo a su hija en Buenos Aires desde 1937 hasta 1943), 2017.)

Carta de Anna Hess a su hija Martha Meyer, Hamburgo, 6 de mayo de 1943, propiedad privada de Madelaine Linden. Archivo de la ciudad Celle, StadtA Ce, N 63, nro. 0002. Cortesía. [Galería de imagenes]
“La gran mayoría puede llevar una existencia burguesa muy modesta o ya se ha proletarizado”

(Informe trimestral, Filantropía, 6, 1939)

Aviso de la asociación de mujeres, en: Filantropía, 6 (Noviembre 1939) 68, p. 29. Tomado de la colección del Instituto Leo Baeck – Nueva York | Berlín, digitalizado por la biblioteca universitaria JCS de Fráncfort del Meno en cooperación con el Center for Jewish History, NY [2020]: https://sammlungen.ub.uni-frankfurt.de/cm/periodical/zoom/10979909.

Un barco a Argentina. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Solidaridad – Redes en Buenos Aires

El descenso social formaba parte de la nueva realidad de vida de la mayoría de familias. Con el fin de contrarrestar las necesidades económicas y facilitar la llegada a un país que les era desconocido, se desarrolló una amplia red de servicios de apoyo entre las personas judío-alemanas recién llegadas, encabezada por la Asociación Filantrópica Israelita. En su boletín informativo "Filantropía", se reportaban actividades de ayuda, se invitaba a hacer donaciones, se publicaban anuncios de pequeñas empresas, pero también informes sobre la situación política en Alemania o sobre las comunidades de emigrantes en otros países. Las actividades de la asociación de ayuda no solo abarcaban diferentes áreas como el bienestar social, la educación o la cultura, sino también diferentes clases de público de distintas edades. Se creó de este modo una asociación de mujeres, así como un hogar infantil y un hogar geriátrico. Además de las instalaciones para las necesidades cotidianas, como un taller de costura o un cuarto de ropas, también se ofrecía formación y entretenimiento, como, por ejemplo, un círculo de lectura o cursos de español.

Un barco a Argentina. El icono expresa el contexto del país de la página actual. [Leer más: En busca del sentido de pertenencia(s) en Argentina]

Fotografía del cuarto de ropas, del hogar infantil y del hogar geriátrico en san Miguel, impresa en: Diez Años de obra constructiva en América del Sud, editada por Asociación Filantrópica Israelita, Buenos Aires 1943, p. 50-52 y 55. Cortesía de la Asociación Filántropica Israelita. [Galería de imagenes]

Un barco a Brasil. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Rehaciendo la vida – las dificultades de un nuevo comienzo

Para buena parte de la población judía que salió al exilio la familia se convirtió en un cimiento importante. Por ejemplo, en el mismo año de su huida a Brasil, se casaron Walter Silberberg y Gerda Kohn en São Paulo (28 de septiembre de 1936). Con frecuencia las judías y los judíos de Alemania se casaban con otras personas refugiadas judío-alemanas debido a que la lengua y la cultura comunes, así como las experiencias similares de huida y expulsión, creaban un vínculo profundo y ayudaban a superar los desafíos del exilio de su tiempo. Por otro lado, no era posible replegarse completamente en el ámbito privado y de la familia, ya que las personas refugiadas tenían que interactuar constantemente con su realidad circundante.

Además, repetidamente había que responder preguntas sobre el propio sentido de pertenencia. Gerda Silberberg (apellido de soltera Kohn) tramitó, en octubre del mismo 1936, el reconocimiento de su matrimonio en el consulado general alemán de São Paulo y la inscripción de este en su pasaporte, ya que, a su entender, esta era una de las obligaciones de una ciudadana alemana. Sin embargo, la nota del 6 de febrero de 1939 ilustra hasta qué punto fue cuestionada su pertenencia a Alemania por las autoridades alemanas. Una anotación del consulado general estipulaba que Gerda Silberberg debía llevar desde ahora también el nombre de “Sarah”, lo cual evidencia que, incluso en Brasil, se puso en práctica la legislación difamatoria y antisemita de la Alemania nacionalsocialista.

< Walter y Gerda Silberberg (apellido de soltera Kohn), boda en São Paulo, 1936. © Archivo privado de Claudio Silberberg, Porto Alegre / BR. Cortesía. [Galería de imagenes]
“... denn wer weiß, wann dieser Krieg zu Ende sein wird, ob ich bei meiner schwankenden Gesundheit und meinem Alter überhaupt das Ende noch erleben werde, ...“

(Moses Goldschmidt, Brief aus Brasilien)

Moses Goldschmidt (de pie) con su hijo Wolfgang, sus nietos Érico y Renato Goldschmidt, São Paulo, en la decada de los cuarenta. Archivo privado de Érico Goldschmidt y Fernando Goldschmidt, Porto Alegre / BR. Cortesía. Documento de identidad de Moses Goldschmidt expedido por el presidente de la Policía Hamburgo, el 25 de enero de 1939. Archivo privado de Érico Goldschmidt y Fernando Goldschmidt, Porto Alegre / BR. Cortesía.
Documento de identidad y foto de Moses Goldschmidt. Archivo privado de Érico Goldschmidt y Fernando Goldschmidt, Porto Alegre / BR. Cortesía. [Galería de imagenes]

Un barco a Brasil. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Mantener la Unión – Entre la tierra natal y la tierra adoptiva

Muchas personas judío-alemanas lidiaban con el proceso de asimilar lo vivido y con la incertidumbre que sentían por quienes habían quedado en Alemania o por familiares, que habían huido a otros países. En una carta fechada el 16 de septiembre de 1941, Moses Goldschmidt describe el dolor y las "noches sin dormir" que le causó la separación de su hija, quien había huido a India. También lo atormentaba la difícil situación financiera. En el contexto de estos desafíos, fueron importantes los encuentros y la amistad con otras personas refugiadas judío-alemanas. En esto no solo ayudó el intercambio y la construcción de nuevas redes sociales, sino también los recuerdos y tradiciones comunes de la “tierra natal”, como escribió Moses Goldschmidt en una carta del 12 de octubre de 1941. “El otro día, hubo tarta de fresa con el café, la base era de masa quebrada de primera calidad, y un bizcocho –verdaderos sonidos de la tierra natal–.” Goldschmidt continuaba la carta destacando: “La cena fría tampoco estaba nada mal. Incluso podría jugar skat ahora, si tuviera ganas.” A pesar de estas experiencias positivas, buena parte de la población refugiada se vio confrontada reiteradamente con duras realidades. En 1943, Moses Goldschmidt le escribía a su hija: “..., cómo me haría de feliz darles la bienvenida algún día en el puerto de Porto Alegro o de Rio. Pero no quiero construir castillos en el aire.” Además de la esperanza de un reencuentro, lo que más les importaba a Moses Goldschmidt y a otras personas emigrantes judío-alemanas era una cosa: “... alcanzar a vivir lo suficiente para ver castigados a los nazis.”

Escenas de São Paulo 1940–1945. Archivo privado de Claudio Silberberg, São Pulo / BR. Cortesía. [Galería de imagenes]

Un barco a Brasil. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Solidaridad – Redes en São Paulo

Como metrópolis económica de Brasil, la ciudad de São Paulo le ofreció a gran parte de la población judío-alemana de refugiadas y refugiados oportunidades para construir una nueva vida. Hubo quienes pudieron aprovechar la formación profesional que habían adquirido en Alemania para su desarrollo laboral. Otras personas, en cambio, tuvieron que abrirse nuevos campos de trabajo, lo que supuso un gran desafío para muchas de ellas. Esta es probablemente una de las razones por las cuales se creó una red judío-alemana en esta ciudad, que no solo ayudó a la población refugiada a nivel profesional. Ya en 1933, el Dr. Ludwig (Luís) Lorch fundó, con ayuda de su esposa Luiza (apellido de soltera Klabin), la Comissão de Assistência aos Refugiados da Alemanha (Comisión de Asistencia para los Refugiados de Alemania, CARIA), que apoyó a a muchas personas refugiadas. Lorch sentó los cimientos para la fundación de la Sociedade Israelita Paulista (SIP, 1934), así como la Congregação Israelita Paulista (CIP, 1936/37), una comunidad judía, que se convirtió en centro de refugio judío-alemán. Entre los fundadores se encontraban el Dr. Hans Hamburger, antiguo juez del Tribunal Supremo de Berlín (que emigró en 1936), el Dr. Alfred Hirschberg, antiguo funcionario de la Asociación Central judía C. V. y editor del periódico CV-Zeitung (que emigró en 1940), Fritz (Frederico) Zausmer, Wilhelm (Guilherme) Krausz (que emigró en 1925) y el rabino Dr. Fritz Pinkuss (que emigró en 1936). Sobre todo gracias a esta red judío-alemana de São Paulo, la metrópoli brasileña resultó atractiva para buena parte de la población judía de refugiadas y refugiados, pues les facilitó comenzar de nuevo y edificar una nueva vida sin olvidar sus propias raíces.

Un barco a Brasil. El icono expresa el contexto del país de la página actual. [Leer más: En busca del sentido de pertenencia(s) en Brasil]

Foto grupal con Steffi Hammerschlag (sentada a la derecha), Grupo deportivo Maccabi, Montevideo, apróx. 1943. Cortesía de Andreas Wittenberg.
Centro de Investigación de Historia Contemporánea de Hamburgo (Forschungsstelle für Zeitgeschichte in Hamburg, FZH)/Taller de la Memoria (Werkstatt der Erinnerung, WdE) 298, entrevista a Steffi y Kurt Wittenberg 1995. Entrevistadora: Sybille Baumbach. Extracto de grabación de audio 2a, 00:11:28-00:15:35.

Un barco a Uruguay. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Rehaciendo la vida – Las dificultades de un nuevo comienzo

A los sentimientos de seguridad y libertad que produjo la llegada al nuevo país de Uruguay, se les sumó también la preocupación por el sustento económico. Para la mayoría de familias judío-alemanas, especialmente para aquellas que habían llevado una vida burguesa como la familia Hammerschlag, la emigración significó un declive económico. La falta de conocimiento de la lengua y la especialidad profesional, que en muchos casos no se correspondía con la demanda laboral local, hicieron difícil la búsqueda de empleo. Steffi Hammerschlag (posteriormente de apellido Wittenberg) recuerda en la entrevista que concedió al Taller de la Memoria (Werkstatt der Erinnerung) junto con su marido Kurt Wittenberg en 1995 que estas ”limitaciones” se sintieron desde el principio. Incluso para las niñas y los niños, quienes generalmente solían integrarse más fácilmente, la falta de conocimiento del idioma supuso un reto en la vida cotidiana. Steffi Hammerschlag, por ejemplo, tuvo que asistir a las clases de la escuela sin entender una sola palabra durante los primeros días. Al mismo tiempo, los contactos que surgieron en esas condiciones y el obligado aprendizaje rápido del español le ayudaron a desenvolverse bien en el nuevo entorno. Steffi Hammerschlag asistía por ejemplo al club deportivo judío Maccabi, donde conoció a más emigrantes judías y judíos de Alemania.

“Para nosotros es distinto. No cargábamos con nuestro equipaje sobre los hombros cuando llegamos, lo que cargábamos era un gran peso por dentro. En vez de la añoranza de la tierra natal, llevábamos con nosotros el dolor por la tierra natal, que era todo un continente que atravesamos huyendo, escapando, perseguidos, después de muchas formalidades, con permiso de bajar del buque, que había llegado al puerto como un intruso.”

(Fred Heller)

Centro de Investigación de Historia Contemporánea de Hamburgo (Forschungsstelle für Zeitgeschichte in Hamburg, FZH)/Taller de la Memoria (Werkstatt der Erinnerung, WdE) 320, entrevista a Rudolf Heymann hecha el 2 de febrero de 1995. Entrevistador: Jens Michelsen. Extracto de la grabación de audio, 1a, 00:26:00-00:28:18. Cortesía de Rudolf Heymann.

Un barco a Uruguay. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Mantener la unión – Entre la tierra natal y la tierra adoptiva

Aún después de estar a salvo gracias a la emigración, la población emigrante siguió atenta a la situación de la Alemania nazi. Para algunas de las personas refugiadas, a su preocupación por sus familiares y amistades, se le sumó la lucha política concreta en pro de una Alemania diferente que hiciera posible el regreso a la tierra natal. Rudolf Heymann, por ejemplo, se integró a la comunidad política de exiliadas y exiliados de habla alemana como miembro del grupo de resistencia “La otra Alemania” (Das andere Deutschland), que competía con el otro grupo también antifascista “Alemania Libre” (Freies Deutschland). Allí se debatía sobre el orden que debía tener una Alemania que había que reconstruir después de la guerra. Rudolf Heymann percibió en las discusiones también un eurocentrismo de las personas emigrantes, cuya mayoría seguía sintiéndose alemana. Kurt Wittenberg, posteriormente esposo de Steffi Hammerschlag, trabajó por el “Comité Alemán Antifascista” de “Alemania Libre” en Montevideo y fue su secretario a más tardar desde 1943. Estando en este cargo, participó en manifestaciones y fue coautor de llamamientos, por ejemplo, con motivo de la toma de Berlín el 2 de mayo de 1945. Allí se lee: “Los alemanes libres residentes en la hospitalaria República Oriental del Uruguay estamos dispuestos a regresar a nuestra patria liberada por los Aliados para limpiar de la peste parda hasta el último rincón de Alemania”.

Carné afiliación al Comité Alemán Antifascista de Kurt Wittenberg, 1943. Cortesía de Andreas Wittenberg. [Galería de imágenes]Carné afiliación al Comité Alemán Antifascista de Kurt Wittenberg, 1943. Cortesía de Andreas Wittenberg. [Galería de imágenes]
Fotografías de manifestaciones del Comité Alemán Antifascista en Montevideo, probablemente 1944. Cortesía de Andreas Wittenberg
Declaración del Comité Alemán Antifascista sobre la caída de Berlín, Montevideo, 2 de mayo de 1945. Cortesía de Andreas Wittenberg. [Galería de imágenes]

Un barco a Uruguay. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Solidaridad – Redes en Montevideo

En 1946 la junta directiva de la Nueva Congregación Israelita de Montevideo cumplía diez años de trabajo (y construcción) comunitaria e inauguraba una etapa de consolidación. La Congregación se había fundado diez años antes, el 6 de junio de 1936, como una comunidad sinagogal de Montevideo gracias al impulso de catorce inmigrantes de Alemania. El hecho de que el surgimiento de la Congregación hubiera estado fuertemente marcado por la idea del apoyo al cubrimiento de necesidades, se evidencia en que su primer presidente, Mauricio Speyer, también dirigía la sociedad de ayuda Asociación Filantrópica Israelita del Uruguay. En los años siguientes, la Congregación experimentó un rápido aumento de sus miembros: mientras que en 1937 tenía 167, en 1946 ya eran 4.500. Para ese momento la Congregación tenía a su cargo un centro comunitario, dos sinagogas (Maldonado y San Salvador), una escuela de religión, una sociedad funeraria, una comisión cultural, así como el periódico comunitario Boletín Informativo, que se publicaba semanalmente desde 1941 y del que se han extraído las páginas aquí presentadas. En 1940 se dio el reconocimiento oficial por parte del Estado uruguayo. La oferta de programas y actividades se complementaba con la infraestructura social de las otras comunidades judías, tales como una residencia geriátrica y un orfanato, así como una red de apoyo y de asociaciones, como la Liga de Mujeres, la Unión Sionista o también clubes deportivos.

Un barco a Uruguay. El icono expresa el contexto del país de la página actual. [Leer más: En busca del sentido de pertenencia(s) en Brasil]

Portada “1936-1946. Aniversario de la Nueva Congregación Israelita de Montevideo“ y avisos de felicitación por el aniversario de diez años de existencia, ambos en: Boletín Informativo de la Nueva Congregación Israelita, IX (15 de junio de 1946) 37, p. 1 y p. 23, online en: https://ufdc.ufl.edu/AA00039771/00001/images/0 und https://ufdc.ufl.edu/AA00039771/00001/images/22. The Isser and Rae Price Library of Judaica, George A. Smathers Libraries, University of Florida. Cortesía.

Autodefinición identitaria

La emigración como ruptura biográfica y familiar y la búsqueda del sentido de pertenencia(s).

“No es que nos hubiéramos asimilado rápidamente. Esto no solo era difícil por la lengua extraña, sino por la forma tan diferente de los celestes de ver la vida. Habíamos estado acostumbrados a llevar nuestra vida dentro de nuestras cuatro paredes. Pues en la calle hacía frío, en dos sentidos. Aquí, en cambio, hasta los negocios se hacían en la cafetería, y no era extraño que alguien que acababas de conocer hacía solo unos minutos dijera sinceramente que era tu amigo, y que le costara disimular la risa cuando te despedías rígidamente con un firme apretón de manos, quizá con un ligero golpe de tacones. Nosotros, los emigrantes, duramos mucho tiempo juntándonos solo entre nosotros, y los sábados en la tarde la vida social transcurría muy juiciosamente en casa.”

(Detlef Aberle)

Varias vistas de la sinagoga Bnei Tikvá. Cortesía de la Congregación de la Sinagoga Bnei Tikvá, Buenos Aires, 2022. [Galería de imagénes]

Un barco a Argentina. El icono expresa el contexto del país de la página actual. ¿Pertenecer? Formar una comunidad

El texto literario de Detlef Aberle, escrito en 1988, describe la vida en Buenos Aires, a donde su familia había emigrado en 1938. Después de describir una atmósfera agobiante, provocada por el empeoramiento permanente de la situación política en la Alemania nazi, Aberle esboza en este pasaje una actitud descomplicada y sociable ante la vida en la tierra adoptiva. Si bien era un joven de 16 años de mente abierta y curioso ante lo nuevo, el pasaje también pone de manifiesto el miedo al contacto con el entorno argentino que sentía buena parte de la población inmigrante judío-alemana. La falta de conocimiento del idioma y las diferencias culturales hicieron, sobre todo al principio, que muchas de las personas inmigrantes prefirieran moverse dentro de su propia comunidad. Surgieron redes propias, asociaciones y lugares para encontrarse e intercambiar ideas –como la asociación de ayuda o el Colegio Pestalozzi–. Muchas personas inmigrantes judío-alemanas vivían en el barrio Belgrano. Allí se visitaban unas a otras conservando las tradiciones culturales y lingüísticas o culinarias de la tierra natal. Detlef Aberle, por ejemplo, encontró en la sinagoga Bnei Tikvá, a donde asistió regularmente hasta su muerte y de cuya junta directiva formaba parte, un nuevo hogar. No sólo los rituales y la arquitectura, sino también el mobiliario y los objetos de culto crearon en las sinagogas un puente hacia la tierra natal. En general, la práctica del judaísmo liberal es un legado de la inmigración judía de habla alemana. Fueron rabinos, como Wilhelm (Guillermo) Schlesinger y otros egresados del Seminario Teológico Judío de Breslavia, quienes establecieron esta tradición del judaísmo en Argentina, además de las prácticas vivas.

Retrato y extracto sobre Detlef Aberle tomado de la película documental “Un pedazo de Alemania“ (Ein Stück Deutschland) (2019) de Corinna Below, online en: https://youtu.be/V_uQiNEotnQ; Foto: Corinna Below. Cortesía de Corinna Below.
Entrevista a Detlef Aberle realizada por Linde Apel el 3 de julio del 2003. Extracto de la grabación de audio, parte 1, 01:09:18-01:13:33. FZH / WdE 834. Cortesía.

Un barco a Argentina. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Autodefiniéndose – ¿De filiación judío-alemana-argentina?

Aunque Detlef Aberle se describe a sí mismo como “argentino” en este breve extracto de la entrevista, está claro que la lengua y la cultura alemanas siguieron siendo una patria intelectual para él a lo largo de toda su vida, lo que se expresa, entre otras cosas, en el hecho de que escribió en alemán su ensayo literario “Aufbau im Untergang” (Edificando en medio del derrumbe). La lengua alemana no solo fue cultivada por Detlef Aberle, sino también por los círculos judío-alemanes. El hecho de que muchas familias enviaran a sus niñas y niños al Colegio Pestalozzi se debió, entre otras cosas, al deseo de transmitirles la lengua alemana. En las décadas siguientes y en las generaciones más jóvenes, esta tendencia fue disminuyendo, de modo que los establecimientos que habían funcionado de manera más bien aislada pasaron a formar parte de las comunidades judías más grandes.

Un barco a Argentina. El icono expresa el contexto del país de la página actual. [Leer más: Abordando la tierra natal en Argentina]

Fotografías de la boda de Claudio Silberberg. © Archivo privado de Claudio Silberberg, São Paulo / BR. Cortesía. [Galería de imagenes]

Un barco a Brasil. El icono expresa el contexto del país de la página actual. ¿Pertenecer? La CIP como el nuevo hogar

Especialmente la Congregação Israelita Paulista (CIP) se convirtió en un centro judío-alemán de la ciudad, es decir, un centro judío de habla alemana, pues no solo se congregaban allí refugiadas judías y refugiados judíos de Alemania, sino también de Austria. La comunidad judía se basaba en la idea de una comunidad unificada, es decir, promovía la unión de todas las corrientes del judaísmo bajo su techo. Aparte de un pequeño grupo conservador, la mayoría seguía la tradición reformista, que tenía sus raíces en el judaísmo reformista alemán. El rabino Dr. Fritz Pinkuss, que emigró en 1936, se convirtió en un importante líder religioso para la comunidad y el CIP, e hizo de la sinagoga Etz Chaim, inaugurada en 1957, un centro de la vida judía en la ciudad.

Las familias judío-alemanas de entonces, como la familia Silberberg, se sentían estrechamente ligadas a la sinagoga y a la congregación, como lo muestran las imágenes de la boda de Claudio Silberberg, hijo de Walter y Gerda Silberberg. No solo en las tradiciones religiosas se manifiesta hasta qué punto esta comunidad continuó impulsando las tradiciones del judaísmo alemán, sino también en las actividades sociales, el trabajo con la juventud y la asistencia social que logró consolidar. En Rio de Janeiro surgieron comunidades judío-alemanas similares, como la Associação Religiosa Israelita, (Asociación Religiosa Israelita, ARI, 1942), bajo la dirección del rabino Dr. Heinrich Lemle, y en Porto Alegre, la Sociedade Israelita Brasileira de Cultura e Beneficência (Sociedad Israelita Brasileña de Cultura y Beneficencia, SIBRA), las cuales mantenían un estrecho intercambio.

Claudio Silberberg con su padre Walter y su madre Gerda Silberberg en São Paulo / BR, 1961. Archivo privado de Claudio Silberberg, São Paulo / BR. Cortesía. [Galería de imágenes]

Un barco a Brasil. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Autodefiniéndose – ¿De filiación judía-alemana-brasileña?

“Fui acogida en este país, a mí me aceptan en este país, por eso pertenezco aquí. Brasil es mi tierra.” (Eva Sopher, 1955)

Después del final de la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de judías y judíos de Alemania que habían salido huyendo permanecieron en Brasil pues no veían al país como una estación transitoria, sino como su “tierra adoptiva”. Si bien para una parte de la población refugiada judío-alemana fue difícil integrarse a la sociedad brasileña, la mayoría se adaptó a la cultura del país rápidamente y logró consolidarse en el plano económico. A ello contribuyeron las numerosas asociaciones e instituciones que judías y judíos de Alemania fundaron o de las que se valieron en São Paulo. El Club A Hebraica, inaugurado en 1957, se convirtió en una de esas importantes asociaciones (hoy cuenta con unas 33.000 personas afiliadas). Además, las comunidades judías registraron un rápido crecimiento, de manera que para 1966 cerca de 125.000 judías y judíos vivían en Brasil, donde había 85 millones de habitantes en total. 50.000 personas judías vivían en Rio de Janeiro, 45.000 en São Paulo, 12.000 en Porto Alegre y 3.000 en Recife, así como 2.000 en cada una de las ciudades de Bahía, Belo Horizonte y Curitiba. Buena parte de la población judío-alemana refugiada se convirtió en las décadas siguientes en población judío-brasileña, conservando, sin embargo, las tradiciones religioso-culturales y, en algunos casos, incluso transmitiendo la lengua alemana a la siguiente generación. Quienes ahora gozaban de la ciudadanía brasileña no solo tuvieron que hacerle frente a su propio pasado judío-alemán, sino también a su realidad presente. En 1964 el estamento militar dio un golpe de Estado en Brasil instaurando una dictadura que se mantendría hasta 1985, y que al principio generó principalmente miedos en quienes se habían refugiado en este país.

Un barco a Brasil. El icono expresa el contexto del país de la página actual. [Leer más: Abordando la tierra natal en Brasil]

“La mayoría de integrantes de nuestra comunidad han logrado integrarse a este país hermoso y feliz. De esta manera, se les ha quitado la preocupación más inmediata por el pan de cada día.“
(“El programa de trabajo de la comisión directiva“)

Un barco a Uruguay. El icono expresa el contexto del país de la página actual. ¿Pertenecer? Formar una comunidad

Aproximadamente nueve mil judías y judíos de Alemania emigraron a Uruguay, también llamado la “Suiza de Suramérica”, entre los años 1933 y 1945. Adicionalmente había un grupo más numeroso de judías y judíos de Europa del Este, así como uno de origen sefardí. La vida religiosa se organizó según el lugar de origen. Así, Rudolf Heymann recuerda en la entrevista que dio al Taller de la Memoria (Werkstatt der Erinnerung) como testigo de su época que “el centro comunitario [...] [fue], pues, el verdadero refugio para la gran mayoría de estos inmigrantes, donde encontraron a sus semejantes”. El programa radial en lengua alemana “La Voz del Día / Die Stimme des Tages”, que Hermann P. Gebhardt había puesto en marcha como “periódico hablado” y “programa antinazi" informaba a la audiencia, incluyendo a judías y judíos germanohablantes, sobre la política nacional y extranjera, así como sobre el deporte y la cultura. Para muchas personas, sintonizarlo a diario era un ritual fijo.

Folleto de La Voz del Día 1938 - 1958. / Die Stimme des Tages 1938 - 1958, elaborado por von Hanns Leyser, Montevideo 1958. Cortesía de Andreas Wittenberg. [Galería de imágenes]
Permiso de Retorno para Steffi Hammerschlag, expedido en Montevideo, 1947. Cortesía de Andreas Wittenberg. [Galería de imágenes]

Un barco a Uruguay. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Autodefiniéndose – ¿De filiación judía-alemana-uruguaya?

Después de comprometerse con el movimiento sionista en Montevideo y de participar, entre otras cosas, en la fundación del grupo juvenil Guardia de la Juventud (Hashomer Hatzair), Rudolf Heymann emigró en 1949 al Estado recién creado de Israel. Según el mismo Heymann, su giro hacia el sionismo fue una reacción frente a la decepción de que no hubiera habido una revuelta contra el nacionalsocialismo en Alemania, una esperanza que había compartido con el resto de integrantes del grupo de resistencia socialista de izquierda “La otra Alemania” en Uruguay. A finales de los años cincuenta, Rudolf Heymann fue enviado como delegado a Berlín con la tarea de crear un movimiento juvenil sionista en Alemania Occidental. Antes había rechazado la oferta de realizar este trabajo en Suramérica porque allí siempre se había sentido como un extraño. En Berlín, en cambio, bajo el “manto de la acción sionista” se sintió rápidamente “como en casa”. La familia llegó, entonces, a Hamburgo, lugar de nacimiento de Heymann, donde al principio trabajó en la Oficina para Asuntos de Educación Superior y posteriormente en la Oficina de Prensa estatal del Senado de Hamburgo. Este fue también el momento en que tuvo que abandonar su “plan de existencia ermitaña”, con que describe su “aislamiento interior del entorno”. En cambio, dice, tuvo que abordar su propia historia, y, debido a sus propias experiencias, se propuso construir puentes entre Israel y Alemania. Heymann persiguió, en efecto, este propósito en el marco del Programa de Visitas del Senado de la Ciudad Hanseática para Personas Judías antiguamente Residentes en Hamburgo, para el que Rudolf Heymann trabajaba y que también incluía recibir huéspedes de Uruguay. En 1951, Steffi y Kurt Wittenberg regresaron, igualmente, de Estados Unidos, donde habían vivido desde 1948, a Alemania, y comenzaron una nueva vida en Hamburgo. Como Steffi Hammerschlag (posteriormente de apellido Wittenberg) en el momento de su partida a Estados Unidos no tenía la nacionalidad alemana ni la uruguaya, gestionó un permiso de regreso en agosto de 1947.

Un barco a Uruguay. El icono expresa el contexto del país de la página actual. [Leer más: Abordando la tierra natal en Uruguay]

“el aislamiento interior resultó ser cada vez más utópico“

(Rudolf Heymann)

Centro de Investigación de Historia Contemporánea de Hamburgo (Forschungsstelle für Zeitgeschichte in Hamburg, FZH)/Taller de la Memoria (Werkstatt der Erinnerung, WdE) 320, entrevista a Rudolf Heymann del 20 de febrero de 1995. Entrevistador: Jens Michelsen. Fragmento de la grabación de audio, 3b, 00:25:26-00:27:29. .

¿Y la “tierra natal“?

Una relación ambivalente con Alemania.

Un barco a Argentina. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Acercamientos – un proceso difícil

“Haber vivenciado esta función fue lo que me llevó a cometer aquella tontería que no debí haber cometido. El domingo en la mañana me fui a la calle Gryphiusstrasse, donde estaba el departamento de alquiler en el que habíamos vivido en mis días escolares en el Tercer Reich. Pero no era la casa lo que me interesaba, lo que quería era volver a recorrerlo, ‘el camino a través del frío’, aquel camino tantas veces recorrido, que conducía al Sabbat de Anatevka. Así empecé a transitar lentamente las calles que me eran tan familiares. Sabía que el templo no había sido destruido el 10 de noviembre de 1938, como sí lo fue la gran sinagoga de Bornplatz que estaba al lado de la escuela Talmud Torá. La razón: el templo estaba y sigue estando al lado de la comisaría, por lo que la “furia espontánea del pueblo” se concentró en el interior del edificio. Después de diez minutos dejé la calle Leinpfad a mi derecha, atravesé el Alster –a la izquierda quedaba el antiguo edificio escolar de las hermanas Lehmann– y por la calle Mittelweg llegué a la calle Oberstrasse. Lo primero que vi fue el farol frente a la Policía, y entonces apareció frente a mí, el edificio que había llevado conmigo a Sudamérica y cuya fotografía estaba estampada en mis libros de oraciones. El gran candelabro de siete brazos, que forma parte de la fachada, seguía brillando como siempre. Pero la inscripción “Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones” había desaparecido; en su lugar se leía en enormes letras metálicas ‘NORDDEUTSCHER RUNDFUNK’ (Radiodifusión del Norte Alemán).”

(Detlef Aberle)

La emigración forzada conlleva para muchas personas un sentimiento (persistente) de desarraigo. Mientras que los sentimientos hacia la tierra adoptiva podían estar marcados por la gratitud, como lo describe, por ejemplo, Detlef Aberle en su entrevista con el Taller de la Memoria (Werkstatt der Erinnerung), la relación con la tierra natal resultaba a menudo difícil, ya que siempre estaba ligada a una confrontación con el pasado y, así, por lo general, a un dolor y un sufrimiento inconmensurables. También Detlef Aberle describe en la entrevista mencionada sentimientos ambivalentes: una gran familiaridad ante los lugares de su niñez y juventud que conocía tan bien y, al mismo tiempo, extrañeza frente a la destrucción de estos lugares, así como al tratamiento que se les ha dado a ellos y al pasado más reciente. Sin embargo, Detlef Aberle era de las personas que podía imaginarse regresar (temporalmente) a su tierra natal, Alemania, o, más exactamente, a Hamburgo. Un paso que sin embargo no dio, su lugar de residencia siguió siendo Buenos Aires, pero sus viajes (de negocios) lo llevaron en repetidas ocasiones a Europa y a Alemania, donde también visitó su ciudad natal, Hamburgo.

- “¿Por qué
me arrancaron
del amparo y del calor de la tierra
que amaba?”

(Margot Aberle Strauss)

Vista de la placa y la instalación conmemorativa frente al antiguo templo en la calle Oberstraße. Base de datos de imágenes del IGdJ, BAU00356c, foto: Andreas Brämer, 2001.
“Por eso esta sinagoga es también un puente entre Argentina y Alemania.”

(Angela Merkel)

Inauguración del órgano Walcker en el Templo Libertad en Buenos Aires después de su restauración, 2017. Fotos: Museo Judío, Buenos Aires. Cortesía. [Galería de imagenes]

Un barco a Argentina. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Encuentros – Angela Merkel de visita en Buenos Aires

El Templo Libertad fue construido en 1931. Un año después, Eberhard Friedrich Walcker lo dotó de un órgano Walcker construido en Ludwigsburg especialmente para esta sinagoga. Hoy es uno de los tres órganos Walcker que aún se conservan a nivel mundial, pues todos los demás fueron destruidos durante el nacionalsocialismo. El templo liberal era utilizado por las comunidades asquenazí y de habla alemana junto con otras sinagogas del barrio Belgrano, principal zona residencial de la población inmigrante judío-alemana. Su importancia como patrimonio cultural judío-alemán se manifiesta en que la restauración del órgano, realizada en el 2016, fue financiada por el programa de conservación cultural del Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania y en que la inauguración del instrumento contó con la presencia de la canciller alemana, Angela Merkel. Merkel destacó en su discurso la importancia de Argentina como lugar de refugio para la población judía perseguida en la época del nacionalsocialismo, y aseveró que la sinagoga era un “puente entre Argentina y Alemania”.

Un barco a Argentina. El icono expresa el contexto del país de la página actual. [Leer más: El legado de la emigración]

Pasaportes de Carola Silberberg, 1941 y 1957. © Archivo privado de Claudio Silberberg, São Paulo / BR. Cortesía. [Galería de imágenes]

Un barco a Brasil. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Acercamientos – un nuevo pasaporte

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, las refugiadas judío-alemanas y los refugiados judío-alemanes se preguntaron hasta qué punto era posible una “relación normal” con su antigua tierra alemana, puesto que las vivencias de persecución, exclusión y asesinato de familiares pesaban mucho. Carola Silberberg (apellido de soltera Strauss), nacida el 13 de octubre de 1889 en Hamburgo, habría podido huir a Buenos Aires / Argentina, donde fue expedido su nuevo pasaporte en 1941. La “J” estampada muy visiblemente en el documento la discriminaba, aún estando en el exilio, como judía, de acuerdo a las leyes raciales nacionalsocialistas, y dejaba claro que no era considerada parte de la Volksgemeinschaft (la comunidad nacional) nazi. A pesar de los insultos e intimidaciones, de la persecución y la exclusión por parte del Estado alemán durante la época nacionalsocialista, Carola Silberberg decidió en 1957 –cojuntamente con su esposo Theodor Silberberg–, volver a asumir la nacionalidad de la República Federal Alemana. El 25 de septiembre de 1957 recibió su nuevo pasaporte alemán, expedido por el Consulado General en São Paulo, a donde se había trasladado entretanto para (re)unirse con integrantes de la familia Silberberg. Mientras algunas familias judío-alemanas se mostraron dispuestas a confrontarse con la sociedad y la historia alemanas, para otras personas asumir un acercamiento de esta naturaleza fue difícil. Y es que esto no solo suponía una confrontación con sus propias experiencias de exclusión y expulsión, sino que también implicaba lidiar con el hecho de que personas de la familia habían sido asesinadas. En algunos casos, solo quienes habían huido habían sobrevivido en el exilio enterándose hasta después del final de la Segunda Guerra Mundial de la deportación y el exterminio de sus familias a manos del régimen nazi.

Fritz Pinkuss en “Conversación sobre la relación judíos – alemanes”, 19 de junio de 1962. SWR Retro – Programa vespertino. SWR Retro. Cortesía.

Un barco a Brasil. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Encuentros – Una visita a Alemania (1962)

La ambivalencia con que reaccionaron personas judías, antiguamente alemanas, frente a las visitas de las delegaciones del Gobierno de la República Federal Alemana a Brasil ilustra lo difícil que fue el acercamiento a la “tierra natal” para buena parte de la población judío-alemana de refugiadas y refugiados en São Paulo. Pero al mismo tiempo, personas judías, antiguamente alemanas, viajaron a la aún joven República Federal Alemana. En 1962, por ejemplo, el rabino Dr. Fritz Pinkuss, antiguo rabino mayor de Heidelberg y posteriormente rabino mayor de la Congregação Israelita Paulista de São Paulo, viajó por Alemania invitado por el Jüdischen Wochenschrift (Semanario Judío). En una entrevista publicada por SWR con el título “Conversación sobre la relación judíos – alemanes”, Pinkuss intentó caracterizar sus vínculos con la “tierra natal” de Alemania. En tanto que “nativo alemán y europeo”, como lo formuló Pinkus en la entrevista, apreciaba los desarrollos contemporáneos de la República Federal y veía en particular en la ruptura del “estrecho sentimiento nacional del pasado” un desarrollo positivo que era fundamental para el establecimiento de una Europa moderna. Al mismo tiempo destacó que “a nadie se le puede pedir que olvide”, señalando con ello que a la República Federal Alemana y al pueblo alemán les cabía una responsabilidad especial. En ese sentido consideraba necesarios “nuevos encuentros entre alemanes y judíos”, para garantizar un manejo responsable de la historia. En esto la juventud alemana tenía, según él, un papel clave, puesto que era –en su opinión– la garante de una “nueva Alemania, una nueva Europa”. Como brasileño y judío, también defendió en la entrevista la captura de Adolf Eichmann en el exilio argentino, así como su traslado y condena en Israel, pues consideraba que se trataba de un enjuiciamiento penal y justo por las atrocidades del nacionalsocialismo que Eichmann había organizado.

Un barco a Brasil. El icono expresa el contexto del país de la página actual. [Leer más: El legado de la emigración]

“Soy hamburgués, me cuesta hasta hoy, me cuesta decir, soy alemán...”

(Rudolf Heymann)

Centro de Investigación de Historia Contemporánea de Hamburgo (Forschungsstelle für Zeitgeschichte in Hamburg, FZH)/Taller de la Memoria (Werkstatt der Erinnerung, WdE) 320, entrevista a Rudolf Heymann del 20 de febrero de 1995. Entrevistador: Jens Michelsen. Extracto de la grabación de audio, 3b, 00:11:08-00:14:58. Cortesía de Rudolf Heymann.

Un barco a Uruguay. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Acercamientos – un proceso difícil

Los apuntes leídos por Rudolf Heymann en este extracto de la entrevista que concedió al Taller de la Memoria (Werkstatt der Erinnerung) en 1995 hablan de un intento de aclararse su propia relación ambivalente con su tierra natal y su tierra adoptiva. Su retorno a Alemania –como destaca Rudolf Heymann– no fue por razones económicas y, por tanto, supuso para él una confrontación con el pasado, con su propia historia. Mientras que seguía evitando enfrentar las tumbas de sus parientes, no pudo eludir enfrentar la sociedad mayoritaria de Alemania occidental y su forma de tratar el nacionalsocialismo. A la carga emocional se le sumaron las dificultades de una “acercamiento” formal, por ejemplo, en la recuperación de la ciudadanía alemana. Una muestra de ello es la carta que Kurt y Steffi Wittenberg le enviaron al presidente del distrito de Wurzburgo en noviembre de 1950 antes de viajar de Texas a Hamburgo.

Foto de Steffi y Kurt Wittenberg en el barco durante su viaje de Estados Unidos a Hamburgo, 1951. Cortesía de Andreas Wittenberg.
Carta de Kurt y Steffi Wittenberg dirigida al presidente de distrito de Wurzburgo, Houston, Texas (USA), 26 de noviembre de 1950. Cortesía de Andreas Wittenberg. [Galería de imágenes]
Foto de Steffi y Andreas Wittenberg con Margot Hammerschlag, Montevideo 1957. Cortesía de Andreas Wittenberg.

Un barco a Uruguay. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Encuentros

Steffi Wittenberg viajó regularmente a Uruguay después de su regreso a Hamburgo a fines de los años setenta. En 1957 visitó por primera vez a su madre, padre y hermano en Montevideo junto con su hijo Andreas Wittenberg, quien tenía unos dos años. La importancia de Uruguay para la familia perduró en las siguientes generaciones. Así, una nieta y un nieto de Steffi Wittenberg pasaron un tiempo en Uruguay, entre otras cosas, gracias a los lazos que se mantuvieron con familiares y amistades.

Además, tras la instauración de la dictadura militar en 1973 Steffi Wittenberg comenzó a trabajar por las presas políticas y los presos políticos. Su motivación provenía también de las experiencias que había tenido como inmigrante en Uruguay; quería devolver algo de la solidaridad que había recibido. Con la ayuda de numerosas cartas y conversaciones, y en colaboración con Amnistía Internacional, consiguió convencer a políticas, políticos y diferentes representantes de la República Federal de Alemania para que intercedieran a favor de las presas políticas y los presos políticos frente al estamento militar uruguayo.

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Extracto de la película: Colegio Pestalozzi, fundaMente, Buenos Aires 2020, entre los minutos 9:50 y 10:59, online en: https://www.youtube.com/watch?v=QnkdqQFGtUs. Cortesía del Colegio Pestalozzi, Buenos Aires.

Un barco a Argentina. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Hacer memoria – Dejar huellas

El “Stolperschwelle” (umbral de tropiezo), como variante especial de la placa conmemorativa “Stolperstein” (piedra de tropiezo), fue el primero de este tipo de objetos conmemorativos que se instaló fuera de Europa y en presencia de representantes del Gobierno, delegados y delegadas de varias embajadas, así como de Anna Warda en representación de la fundación “SPUREN – Gunter Demnig“ (Rastros – Gunter Demnig). La inscripción de la “Stolperschwelle” es una cita de la antigua alumna del Colegio Pestalozzi Margot Aberle Strauss: “El Colegio me dio una sensación de protección y alivió el trauma de la emigración.” Como ilustra la cita, el “Stoperschwelle” evoca la llegada a un nuevo país y la huida del nacionalsocialismo. Al mismo tiempo recuerda la importancia de mantener viva la memoria de quienes no lograron emigrar y que fueron víctimas de deportación y asesinato a manos del nacionalsocialismo, así como lo hacen las “piedras de tropiezo” en Alemania y Europa, colocadas frente al último lugar de residencia que las víctimas pudieron escoger libremente.

Foto de placa conmemorativa “Stolperschwelle” (umbral de tropiezo). Cortesía del Colegio Pestalozzi, Buenos Aires.
Extracto del documental “Un pedazo de Alemania“ (Ein Stück Deutschland) (2019) de Corinna Below, online en: https://youtu.be/V_uQiNEotnQ. Cortesía de Corinna Below.

Un barco a Argentina. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Preservar – Un legado vivo

“entablar contacto es mucho más fácil que con alguien, que –digamos– tenía un pasado diferente...”

(Ilse Smilg, née Jordan)

Las “chicas del lunes“ son voluntarias del Hogar Adolfo Hirsch, una residencia geriátrica para inmigrantes judías y judíos de habla alemana, fundada en 1940 por la Asociación Filantrópica Israelita en San Miguel, al norte de la capital argentina de Buenos Aires. Muchas de las personas allí residentes, así como quienes realizan trabajo voluntario, tuvieron que huir de Alemania en la década de los treinta debido a la persecución nacionalsocialista, muchas de ellas, a través del puerto de Hamburgo. La sociedad de beneficencia ayudaba con los trámites de ingreso a quienes inmigraban, así como a encontrar alojamiento o trabajo. Muchas de estas personas se sentían y se siguen sintiendo vinculadas a la sociedad de beneficencia, por eso trabajan ad honorem. A través de quienes residen y trabajan voluntariamente en el Hogar Hirsch, se conserva "un trozo de Alemania", como lo describe Corinna Below en su proyecto de entrevistas del mismo nombre. La lengua y la cultura comunes son un elemento de unión, al igual que las experiencias de emigración compartidas y los recuerdos comunes.

Foto de las “chicas del lunes“ en el Hogar Adolfo Hirsch, noviembre del 2004. © Tim Hoppe, tomada en el marco del proyecto “Un pedazo de Alemania “ (Ein Stück Deutschland), online en: https:///www.einstueckdeutschland.com. Cortesía de Corinna Below.
Lugares de conmemoración y memoria. © Archivo privado de Claudio Silberberg, São Paulo / BR, archivo privado de Ray & Anita Fromm, Londres / Reino Unido y archivo privado de Björn Siegel, Hamburgo / Alemania. Cortesía. [Galería de imágenes]

Un barco a Brasil. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Hacer memoria – Huellas en São Paulo y Hamburgo

Las huellas de la población judío-alemana en São Paulo y Hamburgo son múltiples. En el cementerio judío en Tristeza, Porto Alegre, se encuentra por ejemplo la tumba de Moses Goldschmidt. Sus esperanzas de sobrevivir la guerra y reunir a su familia en un mismo lugar, como lo había expresado en una carta a su hija, quien estaba en Mumbai / India, no se cumplieron. Murió el 12 de agosto de 1943. Dentro de los bienes que dejó, se encontraban sus memorias, que su familia publicó en el 2004 bajo el título “Mein Leben als Jude in Deutschland 1873 - 1939“ (Mi vida como judío en Alemania 1873 – 1939). Las tumbas de Walter y Gerda Silberberg están en el cementerio judío Butantã en São Paulo. Walter Silberberg murió el 11 de abril de 1987 y Gerda Silberberg, el 25 de marzo del 2003. A lo largo de su vida, se sintieron ligados a la Congregação Israelita Paulista de São Paulo. Además de las tumbas, en São Paulo hay otros lugares de memoria, como, por ejemplo, el Homenagem em Memóriam às Vítimas do Nazismo (monumento a las víctimas del nazismo) en el cementerio judío Butantã o el museo judío de São Paulo, que fue inaugurado en 2021 y que también rememora la historia de la población refugiada judío-alemana.

Asimismo, la instalación de placas conmemorativas “Stolpersteine” (piedras de tropiezo) en honor a integrantes de la familia Silberberg dejó sitios de memoria en Hamburgo. La investigadora Sonja Zoder de la iniciativa Stolpersteine Hamburg - Biographische Spurensuche (Piedras de tropiezo Hamburgo - Búsqueda biográfica de huellas) publicó en abril del 2018 una extensa biografía familiar de las personas de la familia que perecieron en la Shoá y no alcanzaron a emigrar a Brasil, como, por ejemplo, Henny Silberberg (asesinada en 1942 en Theresienstadt), Rosalie Strauss (asesinada en 1943 en Theresienstadt) o Peter Silberberg (asesinado en 1942 en Auschwitz). De este modo, las “piedras de tropiezo” hacen visible en Hamburgo la historia de la persecución y el exterminio, pero también de la expulsión y la huida, en este caso a São Paulo.

Bar Mitzvá y Bat Mitzvá en la CIP, São Paulo. © Archivo privado de Claudio Silberberg, São Paulo / BR. Cortesía. [Galería de imágenes]

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La Congregação Israelita Paulista (Congregación Israelita Paulista, CIP) se convirtió en una de las comunidades judías más vitales y más grandes de Latinoamérica, por la que trabajaron muchas personas refugiadas judío-alemanas y sus descendientes, y donde se sintieron en casa. Claudio Silberberg, hijo de Walter y Gerda Silberberg, nacido en 1943 en São Paulo, ayudó a formar activamente la CIP y le transmitió a sus hijos, asimismo, muchas de las tradiciones que había vivido y recibido tanto ahí como en el hogar materno y paterno. Así, la forma específica de celebrar los distintos rituales por ejemplo de Bar y Bat mitzvá representa también la herencia viva judío-alemana en Brasil. Aunque los conocimientos de alemán fueron disminuyendo en las generaciones posteriores, lo cual evidencia el exitoso proceso de integración de buena parte de la población judío-alemana de refugiadas y refugiados en la sociedad brasileña, a menudo se mantuvo un vínculo –ya fuera a través de las tradiciones religiosas, culturales o culinarias– con las raíces judío-alemanas. Además, se conservaron cartas, pasaportes, documentos y objetos que permitieron reconstruir la historia de las familias y de la ciudad de muchas personas judío-alemanas en Hamburgo y São Paulo, revelando así esta parte de la historia, a menudo oculta.

Avisos fúnebres de Margot Hammerschlag, en: La Voz Semanal, 26 de junio de 1984, p. 6. Cortesía de Andreas Wittenberg.

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Mientras que Steffi y su marido, Kurt Wittenberg, regresaron a Hamburgo en 1951 y Gerd Hammerschlag formó una familia en Israel, su madre y su padre, Margot y Franz Hammerschlag, permanecieron en Uruguay toda su vida. Si bien viajaban de visita a Hamburgo regularmente –en tanto que su salud se lo permitía–, regresar definitivamente estaba fuera de toda discusión. Habían encontrado en Uruguay su tierra adoptiva, especialmente en las redes y estructuras de la comunidad judía (alemana). Franz Hammerschlag murió el 6 de marzo de 1983 y Margot Hammerschlag, en junio de 1984. Los dos anuncios funerarios publicados en la revista comunitaria editada en español “La Voz Semanal” aluden a la comunidad judía de emigrantes de Alemania, en la que Margot Hammerschlag estuvo integrada hasta su muerte. Las tumbas de Franz y Margot Hammerschlag se encuentran en Montevideo y son un testimonio en piedra de la historia de una familia judío-alemana-uruguaya.

Centro de Investigación de Historia Contemporánea de Hamburgo (Forschungsstelle für Zeitgeschichte in Hamburg, FZH)/Taller de la Memoria (Werkstatt der Erinnerung, WdE) 298, Anuncio del exil-forum (foro del exilio): Charla de Steffi y Kurt Wittenberg “Exilio y persecución 1933-1945. Asilo en Uruguay”, 4 de noviembre de 1993.

Un barco a Uruguay. El icono expresa el contexto del país de la página actual. Preservar – Un legado vivo

No fue fácil para Steffi Wittenberg, quien asumía que “nunca le había pasado nada malo”, hablar de su vida como “testigo de época”. Ella sentía que otras personas tenían más que decir. Entre ellas estaba su íntima amiga, la superviviente de Auschwitz Esther Bejarano, con la que cofundó el Auschwitz-Komitee in der Bundesrepublik e.V (Comité de Auschwitz para la República Federal de Alemania, asociación registrada) en 1986. Lo que Steffi Wittenberg había vivido, probablemente, solo le pareció digno de ser descrito en el contexto de la publicación del libro de Ursula Randt sobre la historia de la escuela israelita para niñas “Israelitische Töchterschule” en 1984. Ella participó activamente en su elaboración.

Steffi Wittenberg habló de sí misma por primera vez en marzo de 1984. En la cuarta edición de la Semana de la Mujer en Hamburgo, se anunciaba el evento titulado “Mujeres que luchan por la liberación - Ayer y hoy. El ejemplo de la resistencia antifascista de las mujeres en la Alemania nazi y en Latinoamérica. Hablan testigos de la época” con ponentes de Hamburgo, Chile y Uruguay. Steffi Wittenberg formaba parte del grupo organizador. En la discusión que siguió a los testimonios, se presentó “como hija de personas judías perseguidas” que habían encontrado refugio del régimen nacionalsocialista en Uruguay y contó su experiencia. Al igual que en la entrevista realizada dos años más tarde para el Taller de la Memoria (Werkstatt der Erinnerung), Steffi Wittenberg se presentó en este acto del Centro de Hamburgo para la Literatura Alemana del Exilio, anunciado para el 4 de noviembre de 1993, junto con su marido Kurt Wittenberg, con quien compartía no sólo sus experiencia migratoria, sino también su compromiso político.

Agradecimientos

Esta exposición tan amplia solo ha podido realizarse gracias al amplio apoyo de personas, instituciones y organizaciones. Gracias a todas las personas que participaron y nos apoyaron de una forma u otra. En particular, queremos agradecerles a todas las personas y familias participantes por la confianza que han depositado en nosotras y nosotros, por compartir sus historias personales y por poner a nuestra disposición documentos personales, entre ellas están:

Margot Aberle Strauss, Buenos Aires / Argentina
Ray y Anita Fromm, Londres / Gran Bretaña
Rudolf Heymann y Familia, Hamburgo / Alemania
Érico Goldschmidt y Familia, Porto Alegre / Brasil
Fernando Goldschmidt y Familia, Porto Alegre / Brasil
Claudio Silberberg y Familia, São Paulo / Brasil
Renate Pfromm, Kassel / Alemania
Andreas Wittenberg, Hamburgo / Alemania

También fue indispensable el apoyo de las siguientes personas e instituciones:

Andrea Althaus y Linde Apel – Taller de la Memoria (Werkstatt der Erinnerung) / Centro de Investigación de Historia Contemporánea de Hamburgo (Forschungsstelle für Zeitgeschichte, Hamburg) / Alemania
Corinna Below, Hamburgo / Alemania – “Un pedazo de Alemania“ (Ein Stück Deutschland), (www.einstueckdeutschland.com)
Iniciativa piedras de tropiezo Hamburgo (Initiative Stolpersteine Hamburg) – En busca de las huellas biográficas (Biographische Spurensuche) (especialmente a Sonja Zoder y Sabine Brunotte)
Liliana Olmeda de Flugelman y el Museo Judío de Buenos Aires / Argentina
Judith Patrich y la comunidad de la sinagoga Benei Tikva, Buenos Aires / Argentina
Muntref Museo de la Inmigración, Buenos Aires / Argentina
Colegio Pestalozzi de Buenos Aires / Argentina
Alfredo Schwarcz, Buenos Aires / Argentina
Irene Son y la Asociación Filantrópica Israelita, Buenos Aires / Argentina
Archivo Estatal de la ciudad libre y hanseática de Hamburgo (Staatsarchiv der Freien und Hansestadt Hamburg)/ Alemania
Estudiantes de la Universidad de Graz / Austria: Regina Bacher, Viktor Graimprey, Jakob Gruber, Tabita N. Pfleger y Stephanie Sackl.
La biblioteca universitaria Universitätsbibliothek J.C. Senckenberg, colección “Hebraica- und Judaica“, Goethe-Universität Fráncfort / Alemania
USC Shoah Foundation

Por la financiación agradecemos a:

Logo e la Fundación Científica de Hamburgo Fundación Científica de Hamburgo (Hamburgisch Wissenschaftliche Stiftung) y al departamento de cultura de la Embajada de Brasil en Berlín.
Instituto para la Historia de los Judíos Alemanes (Institut für die Geschichte der deutschen Juden), patrocinado por el Organismo para la Ciencia, la Investigación, la Igualdad y los distritos de la Ciudad Libre y Hanseática de Hamburgo (Behörde für Wissenschaft, Forschung, Gleichstellung und Bezirke der Freien und Hansestadt Hamburg).